Casa Camacho en Madrid

Las cinco estrellas son, sobre todo, porque es una vieja taberna que hay que ver. Es tan antigua, que si quieres ir al baño has de pasar por debajo del mostrador, por lo que es mejor ir aliviado para evitar contorsiones. Otro motivo para ir es tomarse un "yayo", brebaje a base de vermú, gaseosa y creo que algo de ginebra. Está bueno y pega menos de lo que pensaba. La gente tras la barra, profesionales de toda la vida, muy majos. Eso sí, hay que estar de pie y como los locales más conocidos de la zona, hay bastante gente. Pero merece la pena.

Aunque no te guste el vermut, aquí si que te lo tomas, y aunque no lo parezca de primeras los camareros son muy apañaos

Es parada obligada para tomar uno de sus famosos "yayos", una mezcla de ginebra, vermú rojo y un chorrito de refresco dulce "casera". Estas cosas son deliciosas y peligrosas por igual. Yo digo que te detengas por uno, y tal vez podrías llegar a dos, pero detente allí: ¡detente mientras estás adelante! Los yayos suelen ser el comienzo de una noche épica (y algo desordenada) en Malasaña. El bar es legendario y el personal del bar también lo es. No quedan muchos lugares como este, así que vale la pena visitarlo y estoy seguro de que volverás. Las opciones de comida no son nada especiales, así que quédate con aceitunas o algo básico si realmente necesitas un bocado. Probablemente no tendrás tiempo para comer, ya que el bar tiene un horario rápido y se llena muchísimo en las horas punta (a partir de las 20:00), así que ve temprano o prepárate para esperar o entrar.

Es un lugar genial y las yayas por las que son conocidos eran buenas. Mi problema fue que el camarero puso nueces en un plato, luego, cuando dijimos que no, que tenemos alergia, vertimos las nueces del plato en el tazón grande y pusimos aceitunas en el mismo plato. Esto no está bien para alguien con alergias ya que la contaminación cruzada es un gran problema. Entonces me sentí incómodo incluso bebiendo mi cóctel. Tal vez no nos entendieron, pero no volveré y no se lo recomendaría a alguien con alergias, especialmente a las nueces. Aunque estaría bien para cualquier otra persona.

Un clásico desde 1929 en plena Malasaña. Allí se va a tomar un yayo” que es un vermut con un toque de ginebra y seltz. Creo que esta vez nos pusieron casera con vermut de grifo pues estaba muy suave. Te ponen una tapa con el yayo. A nosotros una tosta mini con queso azul. Creo que el dueño Camacho era un miliciano republicano, ahora lo regentan los que estaban con él tras la barra. No ha cambiado nada: todo original con sus tinajas de vino, su pared de azulejos, la barra grande y sitio para estar de pie. Creo que el nombre de yayos viene de los años 80 en la movida madrileña, pues era una bebida para “abuelos” al estar rebajado el vermut. Son amables al punto (lo justo).

Bar mítico. Siempre que vamos nos lo pasamos genial. El ambiente y los yayos hacen que sea genial el rato. Eso si, si como yo eres de los que lleva yendo años, verás que cada vez los yayos están mas aguados.

Casi todo el personal es genial. Las cañas son geniales, el precio es perfecto, el baño una aventura pero ..hay un camarero con el pelo cano, alto, que parece estreñido desde hace años...no hace más que decirnos que nos callemos, que no gritemos, que no cantemos, que no vivamos ..vaya señor amargado...

Una feminancy, nos molestó al pedirle una foto a un grupo de chicas y chicos, afortunadamente no nos echaron. Fue una buena noche a pesar de las fans de irene montero.

Un bar de los que ya no quedan en Madrid, castizo, atención de 10 y un vermut espectacular. Si tienes oportunidad de ir no lo dudes.

No puntuo comida porque aquí se viene a tomar el mejor vermut de Madrid en el mejor ambiente castizo. Parada imprescindible para madrileños y turistas