Casa Baranda en Madrid

Visitamos Casa Baranda en Madrid y la experiencia fue de diez. Es uno de esos sitios con encanto, donde la comida y el ambiente se combinan para que salgas con ganas de volver. Pedimos unas patatas bravas que estaban espectaculares: crujientes, con una salsa brava casera con el toque justo de picante. Las gambas al ajillo también nos encantaron —jugosas, con ese sabor a ajo y guindilla que te obliga a pedir pan para no dejar ni una gota. Para acompañar, un tinto de verano bien frío y una cerveza tirada como debe ser. Y como sorpresa, nos ofrecieron un poco de paella de cortesía. Un detallazo y, además, muy buena. En resumen: buen tapeo, buen ambiente y un trato excelente. Casa Baranda es de esos sitios que te hacen sentir como en casa.

Buena experiencia, bocadillo de calamares riquísimo, muy buen trato, para repetir

Nos han atendido excelente, Alfredo nos ha hecho sitio y atendido muy bien

¡Alfredo es el mejor camero de Madrid! Y las piparras buenísimas. Volveremos!!

Una maravilla esta taberna antigua, clásica, con carteles antiguos colgados y una decoración que te transporta a los años 50. El personal, súper profesional, súper majos. Normalmente hay que esperar para entrar, ya que hay mucha afluencia. Muchas y excelentes tapas, como la de boquerones, pinchos morunos o las piparras, que alguna puede salir bastante picante, pero qué rico todo

Un lugar super acojedor, la comida maravillosa y el trato excelente, sin duda repetiré Recomendación personal: probar el bocadillo de calamares

Hemos venido a comer y nos ha atendido Alfredo, un camarero encantador que nos ha recomendado muy bien y nos ha hecho sentir como en casa, muy buen profesional! Sitio muy recomendado! Volveremos

Alfredo un genio, muy simpático. La comida maravillosa!

Más que un bar se trata de un templo homenaje a las tabernas clásicas. Abierto en 1919 es un local histórico, de los pocos que quedan en Madrid. En pleno corazón de Malasaña se sitúa este inconfundible bar castizo, justo al lado de otro nombre emblemático como es la Bodega Ardosa, por cierto son de los mismos propietarios. En su carta platos deliciosos para picar como las famosas patatas bravas, "el auténtico pincho moruno del moro Ali", el buñuelo de bacalao, el solomillo piripi, una ensaladilla rusa más que rica, bocata de calamares o la mojama de bonito. Para beber vermut de grifo, cerveza bien tirada y una exclusiva oferta en vinos de Jeréz, con generosos de más de 50 años de barrica. Desde el fino hasta el amontillado pasando por el oloroso o el PX. Mención aparte la decoración con viejos carteles que nos hablan de San Isidro o la Feria de Jerez, así como recortes de prensa que recuerdan este local. Servicio excelente con camareros que conocen su profesión y de un trato exquisito. Es una lástima que ahora tengan que trabajar con limitación de aforo impuesta por el ayuntamiento de Madrid, que les obliga a no permitir más de 20 personas en su interior. Una ordenanza que puede arruinar el negocio y que no tienen sentido, ya que el local es amplio. Nos comentaba uno de los camareros que "nos vigilan. Han llegado a amenazarnos con el cierre si hay un cliente más del aforo. Así no se puede trabajar, con Carmela esto no pasaba". Lamentablemente las colas se eternizan en la puerta. Recomiendo ir con paciencia.

Taberna típica, ambiente de Taberna castiza, cuando llegamos aún no estaba llena, nos atendieron rápido y bien, un único camarero a esta hora, muy ágil llevando barra y saloncito. En cuanto a consumición correcta sin más el vermú algo flojo, el pinchos de ensaladilla bueno y las patatas bravas algo recogidas. Por conocer ambiente taberna típica bien