Canalla Bistro en Valencia

Disfrutamos de una comida estupenda en Canalla y el camarero fue muy amable. Sin embargo, a pesar de nuestra reserva, nos ubicaron en una sala vacía al fondo del restaurante, donde solo había otras dos mesas para turistas, mientras que aún quedaban asientos disponibles en el comedor principal. El menú estaba delicioso y los platos muy bien preparados, pero, por desgracia, el ambiente no era el adecuado. Salir a cenar también se trata de disfrutar del ambiente local y sumergirse en la cultura de la ciudad, algo que nos perdimos esa noche. Es una pena, porque la comida estaba excelente, pero probablemente no volvamos.

¡Excelente ambiente, comida increíble y un personal estupendo que nos atendió muy bien!

Celebramos el cumpleaños de mi hermana y fue muy top, la comida llena de sabor y el servicio brutal, Natalia, te amamos, eres una reina

Nos lo pasamos muy bien y la experiencia fue fantástica. Sin duda lo recomiendo.

Increible comida y servicio. Sabores y mezclas llenas de trabajo y mucho cariño. Fue un agozada!!

Estupenda experiencia, ganas de volver y probar más bocados

Ambiente tranquilo para disfrutar de buena comida. Menú variado lleno de diferentes texturas y bien presentadas. Recomendable

Super atención por parte de natalia y la responsable del restaurante. No hay ningún pero al respecto....volveremos sin dudarlo. Reseña 100% real por cómo cenamos y fuimos atendidos.

Cruzas el umbral de la puerta y encuentras un lugar enorme, de luz tenue. Fuimos sorteando salas laberínticas y mesas hasta sentarnos en nuestra mesa. El lugar es bullicioso y las mesas bastante juntas, pudiendo escuchar la conversación de la gente de al lado. Su ambiente muy heterogéneo, desde parejitas jóvenes locales hasta parejas de extranjeros de mayor edad. El trato por parte del personal es correcto y el lugar muy divertido ya que tienes cócteles creativos para acompañar la comida y los platos son viajeros incluyendo toques de muchas gastronomías;sobretodo asiáticas, bien ejecutados y ricos. Para comer escogimos de entrantes el nigiri sándwich y la ensaladilla. El primero lleva una especie de tempura encima del arroz que supongo que será lo que le da el título de "sandwich". Rico y original pero fue el entrante que menos me entusiasmó, no terminé de entender el concepto. En cuanto a la ensaladilla, mucho más especiada, ligera y fresca que lo que estamos acostumbrados. La mayonesa es muy etérea y ese toque de hierba con el cilantro como protagonista la hace más fresca. De principal tomé el sandwich de cordero, que es una barbaridad. El pan crujiente, de buena calidad relleno de cordero perfectamente deshuesado, graso y sabroso. Combina muy bien con el frescor del tzatziki y la acidez del feta, lo que lo convierte en un bocado glorioso. Para terminar tomamos el corte helado de Ferrero rocher. Simula el helado de corte pero con una oblea no tan gruesa como el habitual barquillo que recuerda a las ostias que reparte el cura al final de misa en tamaño xxl. Postre muy apto para golosos, el crujiente de la oblea va muy bien con la capa fina de helado de Ferrero, que sabe a lo que promete. Buen colofón. Como conclusión, me gustó la experiencia en este sitio más informal que la casa madre del maestro Camarena. Se disfruta mucho y se pasa muy bien aunque puede tener alguna pega como el ruido o la distancia entre mesas. Merece la pena ir si te gusta la comida iternacional. El precio es quizás un poco elevado para el tipo de cocina pero merece la pena teniendo en cuenta el disfrute.

No me gustó el lugar, súper oscuro y nada acogedor. La comida del menú de 6 platos y 2 postres tampoco era lo que esperaba. La presentación me pareció muy normal y los sabores no me deslumbraron. Esperaba más de un chef con estrella. No regresaría.