Camaleon en Valencia

La primera vez que he ido y me ha parecido buenísimo todo. Sin duda volveré. Comida y atención un 10.

Fuimos para comer 4 personas, pedimos de entrante tomate con ventresca y ahumados , muy bueno, croqueta de carabinero y tempura de gamba , bien sin más. Plato principal arroz meloso de mar y fideuá de pato , machismo más bueno el cremoso. De postre tarde de manzana , muy buena y muy dulce y tiramisú, este fue el que bajó la nota , no me gustó nada . En cuanto al servicio , se cumplió la hora de nuestro turno, y sin pedir la cuenta allí la teníamos , igual que a la chica queriendo cobrar sin despegarse de nosotros. Me quedo con que la comida en general está bastante buena

EL SABOR QUE CAMBIA TODO Volver al Restaurante Camaleón (C/ d'Albacete, 18, Extramurs, València) después de un tiempo fue como reencontrarse con un buen amigo: sabes que te espera algo especial, pero aun así te sorprende. Su web ya transmite esa mezcla de creatividad, producto y cariño por la cocina, pero vivirlo en sala es otra historia. Con Rocío guiando el servicio y su marido al frente de los fogones, la experiencia es un espectáculo cálido, dinámico y lleno de buen ambiente. Empezamos con una ensalada de tomate rosa con ventresca, sardina, huevo de codorniz y piparras que es una declaración de intenciones: sabor limpio, producto de primera y equilibrio perfecto. De esos entrantes que te hacen sonreír sin darte cuenta. Después llegó la alcachofa rellena de duxelle de champiñón y jamón con velo de papada, un bocado delicado y profundo, pura artesanía. Y entonces apareció ese plato que todavía recordamos: la oreja y morro ibérico crujiente con salsa brava especiada… una locura maravillosa, potente, con ese crujido que enamora y una salsa que pide pan sin pudor. Pero el momento culminante vino con la paella de pollo campero con verduras, alcachofa, setas y romero. Aromática, sabrosa y con un grano impecable. Una paella de las que te recuerdan por qué la cocina valenciana es un orgullo, y de las que te hacen decir “esto hay que repetirlo”. Camaleón ha vuelto a conquistarnos: cocina honesta, técnica cuidada, producto excelente y un servicio que te hace sentir mimado desde que entras hasta que sales. Gracias a todo el equipo por el cariño; regresaremos sin duda.

Nos pasó una situación curiosa que no nos dejó cenar a gusto: Estábamos por la zona y buscamos restaurantes que estuvieran abiertos para cenar, ya que se nos hizo tarde y eran las 22.30/22.40h ( soy consciente de que no es la mejor hora para buscar sitio dnd cenar un martes). Vimos que Camaleón estaba abierto y además el horario que marca Google de cierre son las 00.30h y las reservas online te ofrecen reservas hasta las 23 y pasadas, así que nos acercamos. Lxs camarerxs, que estaban en la puerta, nos dicen que podemos pasar pero a algo breve. Pedimos con normalidad ( aún quedaban mesas terminando), pero a mitad cena, el resto de comensales ya acaba y sale del local y nos quedamos solo nosotros. Entonces los camareros apagan la música y comienzan a recoger absolutamente todo mientras terminábamos de cenar. Yo entiendo que ya era tarde (23.15 h o así), pero entonces o nos advierten al entrar que tenemos media hora o cambian los horarios de Google, porque yo acabé cenando incomodísima, con la sensación de que nos estaban como echando y sobre todo, oliendo a lejía u otro producto de limpieza porque estaban limpiando y me hizo muy incómoda la cena. Repito que entiendo los horarios, pero o lo dices o no pongas en Google un horario que no es cierto. Terminamos de cenar como 23.30/23.45h, que tampoco me parece un horario descabellado, la verdad.

La comida fue espectacular. El canelón estaba increíble así como el torrezno, hasta incluso el pan! El servicio amable y rápido, nada que mejorar :) (aunque pedimos mucha comida, la tarta de queso estaba deliciosa y nos lo acabamos todo de lo bueno que estaba)

Comimos un domingo (reserva necesaria) en el salón (muy luminoso). El menú (33,90) está muy bien en relación calidad precio, tres entrantes y un arroz meloso extraordinario.

La comida es excepcional. La terraza un poco incómoda por el viento, pero incluso en hora punta, nos atendieron con celeridad. Muy muy recomendable.

Estaba todo riquísimo. El precio, algo elevado aunque normal para ser Valencia. Menú a 23€ sin bebida.

Cenamos anoche 2 croquetas bogavante i gamba( bien) 1 gambas tempura( sin más) 1 costilla( muy rica, jugosa, la salsa estaba muy rica) la recomiendo 100% 1 pan tomate/ajo ( rico, aunque al tomate le faltaba un poco de aceite y sal) 1 tarta queso ( muy rica y cremosa, es grande y calidad precio genial) 2 refrescos La cena estuvo rica y a buen precio. A destacar. Pedimos una mesa dentro, estabamos junto delante de la puerta. Literal a 2m de la puerta. Y nos congelamos. Por otro lado, entendemos que habia gente, pero habia que estar constantemente llamando a los camareros para pedir y para todo. Un pasarse a veces si falta algo, nunca esta de más. Salimos a 48€

Todo muy bueno, personal muy amable, y la presentación de la comida genial