Café Madrid en Cangas del Narcea

Hemos probado la fabada y el potaje que estaba rico rico recomiendo 100 %

Comida muy sabrosa,sobre todo los cachopos

El cachopo de la huerta muy rico y la ensalada mixta, también. Precio correcto. Tardaron muchísimo en tomar nota y en traer la comida. Finalmente, nos fuimos sin pedir postres ni café, porque no venían a tomar nota, aun llamando al camarero. Pagamos en la barra para no esperar más. Desmerece la experiencia.

Fuimos a cenar y fue la mejor elección que podríamos haber tomado. Pedimos una tabla de quesos asturianos con membrillo, las croquetas y el cachopo de cecina y queso de cabra, estaba todo exquisito. El cachopo es de los mejores que ha probado, los sabores estaban muy equilibrados, sencillamente increíble. De postre pedimos el flan de queso, una barbaridad lo bueno que estaba. El trato fue exquisito en todo momento, los camareros muy simpáticos y amables., sobre todo Alberto. Un 10 de 10.

Los cachopos y las croquetas sin gluten están buenísimos. Nos faltó probar el cachopo dulce pero ya no podíamos más.

Una experiencia espectacular. Todo muy rico, el cachopo nos sorprendió, el cachopo dulce exquisito y la atención de Roberto muy amable.

Un servicio muy atento y unos chipirones encebollados deliciosos.

Buen descubrimiento en Cangas de Narcea. La fabada , el cachopo y la ensalada … perfectas. Muy recomendable.

Comida riquísima y buen servicio. Cachopo de jamón y queso, cachopo de cecina y queso de cabra y escalopines de ternera

Fuimos al Café Madrid con muchas ganas, especialmente por su famoso cachopo, y en ese aspecto no nos defraudó: estaba inmejorable, sabroso, bien cocinado y a la altura de todos los premios que anuncian. Además, nuestro hijo celíaco por fin pudo disfrutar de un buen plato en Asturias, lo cual valoramos muchísimo. Sin embargo, lo que debería haber sido una experiencia redonda se vio totalmente empañada por el trato recibido por parte de una camarera (chica de pelo corto y gafas), que fue prepotente y muy poco empática. Desde el principio parecía molesta porque nuestro hijo pequeño lloraba, y durante el rato que estuvimos decidiendo qué pedir, vino a la mesa constantemente, presionando y mostrando mal humor. Incluso cuando le pedimos educadamente que nos diera unos minutos, nos respondió que “había que andar, que había mucha gente”. Nos sentimos incómodos e injustamente tratados como clientes. Una verdadera pena, porque la comida lo merecía, pero el servicio nos dejó con muy mal sabor de boca. No creemos que repitamos.