Café de Oriente. Museo del Traje en Madrid

Comida interesante, precio medio-alto, según carta y menú, éste con varias opciones que permiten adaptarse a cantidad, precio y tiempo disponible. Hay "plato del día" Recomiendo reservar y comer pronto, porque se llena de profesores de la Universidad. Un consejo: el pan sal muy blanco, casi crudo. Deberían tostarlo más.

Paramos a comer el sábado después de visitar el museo. Admito que me decepcionó tanto el servicio (diferentes camareros atendiendo nuestros pedidos o mezclando bebidas y platos) como la comida. El menú para adultos es variado, pero no hay opción para niños. Tagliatelle a la boloñesa (simplemente insípidos), carne al horno con patatas al estilo rústico. Las raciones son abundantes y la carne en sí está buena. Las patatas y la pasta tienen mucha grasa. Habría venido bien una guarnición de verduras. Pedí la berenjena rellena de carne, ¡y estaba buena! Pero la ternera al horno con espárragos y patatas estaba completamente empapada en salsa. La salsa era muy salada, en mi opinión, eclipsaba por completo el delicado sabor de los espárragos y la carne. De postre, una mousse de frutos rojos, que estaba buena. En resumen, no gran cosa para una comida de 43 euros para dos.

Fui a comer con mis amigos y tuvimos un trato maravilloso por parte de un camarero que se llamaba Gabino, fue muy atento y amable. La comida también exquisita.

Nos lo pasamos genial. El lugar era encantador, interesante y elegante. El personal también fue muy amable y alegre. Una experiencia que vale la pena repetir. ⭐⭐⭐⭐⭐

Ni la comida, ni mucho menos el servicio merecen la pena por el precio que pagas.

Una cafetería de museo que responde a las exigencias de este tipo de espacios

Buena experiencia. Fuimos para un evento y todos los camareros fueron súper majos y atentos, sobre todo Jairo, que incluso se acordaba de qué nos gustaba a cada uno de beber y nos lo traía. Mención especial también a la chica que me sirvió la paella, que me la echó sin tropezones.

Fuimos para una cena social tras un congreso. Muy agradable el ambiente y los camareros. Hubo uno en concreto, nos dijo que se llamaba Jairo, super atento de nuestras bebidas, se memorizó lo que bebimos al principio y a lo largo de la comida nos trajo a cada uno diferentes rondas con esas bebidas. Pequeños detalles que se agradecen y hacen la diferencia.

Local muy agradable con precios altos para la comida que sirven