Ca la Serreta en Cretas

Tanto el lugar como la comida como el servicio genial

Tan punto nos recibieron fue un trato super cercano. Luego nos dimos cuenta que era un negocio familiar. Con qué cariño atienden y explican a los clientes los platos ,su elaboración, producto ..El padre y la hija se encargan de ello. Nuestras rosas de la amistad se han quedado allí para dejar huella de nuestro paso por allí..Fue un placer conocer a la cocinera, los platos están elaborados con el máximo cariño y dedicación, todo estaba bruuuutal . Teneis una grandísima esencia, no la perdais familia. Fue un placer para los 5 sentidos

Comida deliciosa. Un menú con productos de cercanía y bien tratados, no se necesita más, bueno si que te traten como en casa, el dueño y su hija han sido encantadores. Si están por la zona no duden. Mejor reservar

CA LA SERRETA Había una vez en un pequeño pueblo llamado Cretas,  una casa antigua llena de historia, donde el tiempo parecía detenerse. Esta casa pertenecía a la familia de Cristina, quien junto a su esposo Francesc y su hija Mireia, decidió convertir ese hogar en un lugar especial, el restaurante Ca la Serreta. Francesc y Cristina, guiados por el amor que sentían por su tierra, querían que cada visitante pudiera saborear los frutos de su esfuerzo. Así, nació la idea de un restaurante de Kilómetro 0, donde todos los ingredientes venían de los alrededores, frescos y llenos de vida. Cada plato que servían era una muestra de ese cariño y respeto por lo que la naturaleza les brindaba. Los comensales que llegaban a Ca la Serreta no solo se encontraban con deliciosa comida, sino también con el espíritu de una familia que trabajaba unida. Cristina, con manos de artesana, creaba recetas tradicionales que contaban historias en cada bocado, mientras Francesc, siempre atento, ofrecía un servicio cercano y cálido. Y Mireia, con su radiante energía ayudaba en la cocina. El restaurante, instalado en la casa familiar, conservaba el encanto rústico y acogedor de antaño. Las vigas símil de madera, los colores cálidos y los detalles decorativos creaban un ambiente confortable, donde se podía disfrutar de una velada tranquila y relajada. La casa, que alguna vez había sido solo para la familia, ahora abría sus puertas a todos, ofreciendo un espacio lleno de paz y buena energía. Los platos, elaborados con productos de la tierra, hablaban de tradición, de trabajo honesto y del amor con el que estaban preparados. No había exageraciones ni adornos innecesarios, solo ingredientes frescos, tratados con respeto. Y, como un regalo extra, el precio era justo. Aquí, la relación calidad-precio  era buena, lo que hacía que los visitantes se fueran siempre satisfechos y deseando volver.

Comida muy buena, de buena calidad y de proximidad.

Fantástico. Un menú de proximidad cocinado de fábula por Cristina y servido por Quico y su equipo maravillosamente. Las habitaciones, decoradas por Cristina son realmente acogedoras. Por repetir sin duda.

Inmejorable lugar de Caretes-Cretes para comer y cenar. Personal cercano, familiar y amable que gestiona el producto de proximidad de manera inmejorable. Nos hemos sentido como en casa. Felicidades. Volveremos

"Si buscas un lugar donde disfrutar de una comida casera en un ambiente acogedor, este es el sitio perfecto. El personal es súper amable y atento, siempre dispuesto a recomendarte los mejores platos. ¡La combinación de la deliciosa comida y el trato cercano hacen de este restaurante una experiencia única!"

Buen restaurante calidad precio. Muy amables y atentos. Buena recomendación de vino. Y producto de calidad. Muy recomendable

Muy buen sitio para comer en Cretas. Cocina tradicional con materia prima de la zona, lo que te hace disfrutar de la comarca con los 5 sentidos. Y el servicio inmejorable, gente muy amable y atenta.