Un oasis en el centro de Madrid. Es un placer comida rodeada de árboles, con una luz muy agradable. La cocina italiana es muy buena, aunque hubiera preferido una cocina madrileña más autóctona.
Ubicado en un rincón espectacular junto a los jardines del COAM, Bosco de Lobos es un restaurante precioso, perfecto para una comida agradable en pleno centro. La carta tiene buena pinta y el servicio es amable, pero en conjunto la experiencia no termina de justificar los 47€ por cabeza que pagamos cada uno de los 3 en comparación con otros italianos top de la capital.
Lo mejor: el carpaccio de pulpo, finísimo y bien aliñado con hierbas y buen aceite, así como la parmigiana de melanzane, muy sabrosa y bien horneada.
Lo menos memorable: la pizza frita, que se quedó en promesa y no se parece en nada a las pizzas fritas que me he tomado en Nápoles, y las copas de vino, carísimas (hasta 5€ la unidad).
En general, buena calidad e ideal para tomar algo en un entorno bonito, aunque si vas con hambre (o con sed de vino), prepara la cartera.
Es la mejor opción si tienes alguna reunión en el colegio de arquitectos y quieres comer en la zona.
La comida es correcta, las raciones amplias
Él risoto está sabroso
El precio es normal
Buena atención