Bar H Emblemático en Madrid

Propuesta con platos muy ricos, ensaladilla, albóndigas, huevos, 🍳, servicio rápido y amable. Muchas gracias.

Pedimos croquetas, tortilla y calamarcitos en tempura además de una tarta de queso de postre y la verdad que estupendo un 5/5

Buen ambiente para comer, local agradable precio y calidad acordes a la zona, buenos detalles como la tortilla de callos y un servicio bastante atento qie tiene el detalle de darte el precio de los fuera de carta. Local bien decorado y organizado. Comida notable, no para perder el sentido. Se puede repetir, sin duda.

Fui a desayunar porque se valoraba muy bien la tortilla, al llegar el sitio esta muy bien decorado y la atención es bastante buena. No he probado el resto de la carta, pero al pedir un cafe solo tienen leche semidesnatada, ni soja ni desnatada algo que llama la atención en un sitio que pone desayunos, al final pedi un agua con gas y el pincho de tortilla que había leído. El pincho de textura estaba bien pero tenia un sabor muy dulce, ya no tanto por la cebolla que aunque sea dulce era demasiado dulce y no tenía sabor, hemos tenido que pedir sal. La patata no era crujiente ni nada a testacar, asi que no me ha parecido un sitio para probar más, la verdad no lo recomiendo.

Hay bares que no se explican, se viven. Y el Bar H Emblemático, en el barrio de Salamanca, es uno de esos: sin alardes, sin artificios… pero con una identidad que se defiende sola, como una caña bien tirada. Comimos de picoteo informal en la barra, como mandan los códigos del buen bar madrileño. El vermut cayó solo, las tapas salieron al momento y la cocina susurró verdades: Ensaladilla rusa cremosísima y sin florituras, una de las mejor valoradas de España. Huevos estrellados, con jamón ibérico o gambas al ajillo: clara crujiente, yema intacta y para mojar pan sin piedad. Molletes, ligeros y suaves, sobresalen los de calamares en tempura con alioli suave, ideales para compartir o entablar conversación en barra. Pero lo que realmente me ha impactado ha sido el codillo asado con puré de patata y choucrut: un plato contundente y elegante a la vez. Jugoso, bien hecho, servido con generosidad, sin miedo a los sabores fuertes. Para los que somos amantes del codillo es un descubrimiento de esos que hacen replantearte muchas cosas. Es un lugar que te atrapa sin darse importancia: gente que vuelve, camareros que ya te llaman por tu nombre incluso antes de la segunda visita, y se nota que ese ambiente no se monta, sino que se gana con los años. Cocina honesta. Barra con historia. Platos con memoria. Consejo: si ves que hay codillo, no lo pienses. Pide. Luego ya hablamos.

Buen ambiente, gran servicio siendo muy amables y la comida muy rica. Sin duda volveré👌🏽

Hola el ambiente muy bueno el personal excelente y la comida riquísima.Seguro repetiremos.Nos ha encantado Gracias

Excelente comida, excelente servicio y muy importante, excelente lugar 10/10

Restaurante con muy buen servicio, siempre atento, comida de calidad sin tener grandes excentricidades. Relación calidad precio correcto. Sin duda un lugar para repetir y disfrutar de nuevos platos.

Nos encantó. Mi padre fichó el sitio en las redes y, como le vimos buena pinta y una carta tradicional, reservamos para un sábado a mediodía. Fue un gran acierto. Bien decorado, tranquilo, buen ambiente, buen servicio y sobre todo ¡buena comida! Pedimos para compartir entre 4 ensaladilla, patatas bravas, calamarcitos en tempura, croquetas de jamón, gildas y el estrellado con gambón. Salvo las bravas, que no nos convencieron, todo estaba muy bueno. Nos quedamos con ganas de probar muchas más cosas. Volveremos cuando volvamos a Madrid.