Asador Mutiloa en Aranguren

Espectacular!!! Servicio, ambiente y comida muy buenos. A destacar el pan recién horneado que sirven. Los postres también de 10. Trato excelente. Cordero y cochinillo crujiente y deliciosos.... muy recomendable.

Ambiente encantador y la comida espectacular.... La sala con muy buena estructura.... Toda la comida merece especial mencion, cantidad muy correcta y generosa, presentacion cuidada... El pan recien horneado merece un 10/10 Salimos encantados....

Nos reservaron una buena mesa donde te sentías bastante cómodo y aislado. Comimos varias personas, Entrantes de verduras, a destacar la borraja con cocochas y las alcachofas. Rodaballo y cochinillo. Todo bien pero sin tirar cohetes. Panchineta bastante regulera y torrijas Unos 65€/personas (lo bueno nunca es barato)

Sin duda uno de los sitios más recomendables para comer en Pamplona. Gran variedad de carnes y Pescados, pedimos cogote de merluza excelente y Solomillo súper rico hecho a la brasa. Calidad y cantidad súper buena.

Muy buena experiencia ! La chuleta espectacular al igual que todos los entrantes. El postre exquisito. Muy buenos profesionales

Buen restaurante. El servicio un poco caótico pero era culpa de los organizadores que les habían pedido que lo hicieran rápido... eramos un grupo de 80 personas. Restaurante: 10; organizadores (Cinfa): 2.

Muy buen sitio donde disfrutar gastronomia navarra. Precios ajustados a la calidad que ofrecen. Recomendable 100%.

Asador de mesa y mantel, con bonitas vistas al jardín en las afueras de Pamplona. Precio en relación a la calidad. Se comieron hongos a la parrilla, solomillo a la brasa y cabrito asado. Todo en su punto perfecto, el plato de solomillo con roquefort, hongos y parmentier de patata riquísimo, tardaré tiempo en olvidarlo. Por poner un reparo: llegamos los primeros, no había nadie en el comedor pero no nos permitieron sentarnos al lado del ventanal, me sientan muy mal estos detalles, es una falta de cortesía que sólo conduce a que el cliente se contraríe. Cuando llamo a los restaurantes y pido una mesa en especial me dicen generalmentel que no se pueden reservar las mesas y después en el comedor te dicen que no te sientan al lado de la ventana porque está reservado. Como este asador no lo conocía no pedí mesa concreta al reservar, vimos al llegar que había grandes ventanales. Me molesta mucho que no me permitan sentarme donde elijo sobretodo cuando el comedor está VACÍO. Ángel nos atendió muy bien, fue la recepción lo que no me gustó.

Comimos de lujo y el servicio muy bueno. Volveremos

Si eres amante de la buena gastronomía navarra y estás buscando un lugar que combine tradición, calidad y un ambiente acogedor, el Asador Mutiloa es una opción que no te puedes perder. Lo primero que llama la atención al llegar es su amplio terreno exterior, que cuenta con una extensa zona verde equipada con un parque para los más pequeños. Además, dispone de una terraza amplia que te aísla de la zona en la que se ubica y te transporta a cualquier asador de pueblo. En el interior, cuenta con amplios salones señoriales, decorados con un estilo clásico y acogedor. En cuanto a la carta, es un homenaje a la gastronomía navarra, con una selección de platos que reflejan lo mejor de la cocina tradicional de nuestra comunidad. Nuestra visita comenzó de la mejor manera posible: con unos deliciosos chorizos a la sidra de bienvenida, un detalle que refleja la hospitalidad del lugar. A continuación probamos las melosas croquetas de chuletón, que nos conquistaron con su textura suave y su intenso sabor a carne y brasa. Siguiendo con los entrantes, el lomo ibérico no se quedó atrás en lo notable de la comida que pedimos para compartir, lo mismo que las sabrosas verduras a la parrilla -que estaban disponibles fuera de carta- y que incluían una amplia variedad como setas, brócoli, cebolla, calabacín, tomates, pimientos y zanahoria, y un cremoso revuelto de hongos preparado a la perfección. Pero sin duda, el plato estrella de un asador tiene que ser la chuleta. Nos la sirvieron en su punto perfecto y con una infiltración de grasa que le aportaba una intensidad única a cada bocado. Fueron dos chuletas de un tamaño considerable, como se puede ver en las fotos, perfectas para compartir entre tres personas. Otra elección acertada fue el gorrín, que llegó a la mesa perfectamente asado, con una piel crujiente y una carne jugosa que se deshacía en la boca. Para cerrar nuestra experiencia, optamos por un postre clásico pero siempre delicioso: la tarta de queso, que tenía una textura suave y sabor equilibrado. Pero el mejor final nos lo dejó el coulant, con un interior cremoso ideal para los amantes del chocolate.