Arroz y Cañas en Guadalix de la Sierra

Atención de primera. Hay muchísimo personal y muy amable. La comida riquísima y buena cantidad. Y el trato por parte de la familia... Espectacular. Intentaré volver siempre que esté por la zona.

Siempre maravilloso. Sus arroces inmejorables El servicio superior Y el precio lo mejor Volveremos

Don Tomás me bailo el papure después de terminar de comer :D

Ración de pulpo buena pero escaso. Arroz con bogavante de sabor estaba rico pero el aroz duro. Los aperitivos del bar de al lado estaban más ricos. No vuelvo a ir.

Don tomas un grande de los grandes excelent..

Una experiencia inolvidable gracias por todo a la gran familia desde toledo y leganes

Espectacular tanto la calidad de la comida como en el trato como en el servicio. Grande Don Tomás. Muy pendiente en todo momento . Un abrazo familia

Comimos toda familia genial a un precio muy contenido, las paellas que pedimos espectaculares, volveré con mi pareja a comer otro día, ha sido una buena experiencia.

Comida espectacular acompañada de muy buena atención y servicio.

El restaurante ofrece una atención rápida y un servicio ágil, algo que siempre se agradece en tiempos donde la eficiencia parece escasear. Desde el primer momento, el personal se mostró diligente, y los platos llegaron a buen ritmo, sin esperas innecesarias. Comenzamos con las croquetas de crema de jamón (14 €), de elaboración casera y con una textura correcta, crujientes por fuera y cremosas en su interior. Un inicio prometedor, que mantiene la línea de lo que uno espera en una cocina tradicional bien entendida. La ensalada de pimientos asados con ventresca (14 €) ofrecía un buen equilibrio de sabores. los pimientos suaves y dulces contrastaban agradablemente con la untuosidad de la ventresca, pero el conjunto se veía claramente deslucido por una base de lechuga de bolsa, de esas que rompen la ilusión de frescura y cuidado. Un detalle menor, pero revelador. El principal, un arroz del “señorito” (presentado como un arroz al horno con marisco pelado), mostraba una buena técnica: el grano en su punto, meloso. Sin embargo, el sabor resultaba algo excesivo, rozando lo empalagoso y la presencia de mejillones de baja calidad desentonaba en un plato que, con mejores ingredientes, habría destacado más. Las cinco gambas y algunos trozos de algo similar a la sepia , completaban un conjunto correcto, aunque irregular. La experiencia se vio empañada al final: al pagar la cuenta (75,50 € para dos comensales), el local no devolvió ni el ticket ni el cambio hasta que lo reclamamos. Un gesto poco elegante que deja un sabor amargo, más allá del de los mejillones. En conjunto, una cocina con bases sólidas y buena ejecución en parte de los platos, pero las incongruencias en la materia prima y en el trato final al cliente restan brillo a la experiencia. Conclusión... Un lugar con potencial culinario, pero que necesita cuidar los detalles, tanto en el plato como fuera de él para estar a la altura del precio que propone. Volvería, quizá, pero no sin antes esperar un ajuste en la calidad de los ingredientes y en la hospitalidad final.