Agarimo taberna en Madrid

Excelente comida y atención al cliente. Un 10.

Un encanto de sitio. Me recordaba por fuera y por dentro a alguna bistrot parisino. Notas que tienen ganas de agradar y no solo por la comida que esta de flipar, el servicio es estupendo y te ayudan en todo. EL INFORMADOR se salió. Volveré sin duda, gran descubrimiento.

Gran corvina y navajas, y servicio estelar. ¡Me encanta que admita mascotas! Volvería.

Local pequeño y acogedor con ambiente tranquilo. Comida diferente y muy rica con raciones no muy grandes, por lo que se pueden probar varias cosas. El pan muy caro (2€ por un trozo diminuto) y los cafés también (2,40€ un café solo). A pesar de ello, punto favorable es que no traen el pan directamente, sino que antes te preguntan si quieres. La tarta de Santiago está servida de una forma muy original, que la hace más jugosa (aunque es lo que menos hay en el postre). La tarta de queso, excepcional. Servicio amable y atento. Buena experiencia. Espero repetir, porque me quedé con ganas de probar muuuuuuuchas cosas.

Comida gallega muy original y rica, nada de lo que tomé me disgustó, pero los aperitivos me sorprendieron y me encantaron, en concreto tomé buñuelos de zorza, croquetas y brioche de pollo 🐓 recomendable.

Inmejorable! La mejor croqueta que he comido en mi vida

Sólo una foto, señal en este caso de disfrute, tanto de la compañía como de la cocina de Agariml. Aparte de clásicos como la tortilla de manitas, probamos nuevas entradas en la carta. Buñuelos de zorza (en la foto) para ponerles un piso. Increíble también el tartar de vaca vieja emulsionada con queso azul (para que comer vaca madurada 90 días, que saca sabores lácticos, pudiendo conseguir algo más natural con vaca en buen estado y queso azul?). Aparte de la genialidad en cada plato de la carta, la propuesta de Agarimo es especial por su concepto de aprovechamiento total. Incluso nos dice un pajarito que el hortelano que le vende la verdura le recoge el compost para el campo!

Genial comida gallego con trato exquisito. Es la tercera vez que vamos y podemos recomendar la tortilla de manitas.

Restaurante gallego en pleno barrio Chamberí. Nada más entrar, nos sirvieron un entrante (mantequilla de escabeche) muy rico. Luego pedimos para 2 personas: 2 entrantes cada uno (buñuelo de zorza y huevo frito; y brioche de calamar). 2 platos principales para compartir: merluza a la gallega 2.0 y croca de vaca gallega Postre: tarta de queso azul y chocolate blanco. Y nos añadieron petit fours. La calidad y originalidad de cada uno de los platos es de alto nivel, sin embargo, nos decepcionó un poco la cantidad (especialmente teniendo en cuenta que es un restaurante gallego) Servicio atento y rápido, y ambiente agradable, aunque el local es un poco pequeño y la proximidad a las mesas de al lado es menor de lo deseable.

Cocina honesta y súper razonable de precio. Merece muchísimo la pena!