17/11/2025: Barcelona, la una de la madrugada. El móvil sin batería, sin cargador portátil y el B&B lejísimos. Estoy en la Avenida Diagonal y, a pocos metros, veo unas luces. «Es un sitio, es un sitio, es un sitio», me repito, intentando creerlo, porque si no, el Universo no me oirá. Me encuentro frente a dos grandes ventanales y miro dentro: el bar es amplio, ocupa casi todo el espacio y está iluminado por luces LED desde abajo. Dos chicas, sentadas en taburetes de terciopelo verde botella, charlan tranquilamente; sus bajos eléctricos descansan sobre servilletas negras delante de ellas, iluminados por las luces de neón sobre la barra. Entro y la cara amable y la amplia sonrisa de Omar, el dueño del Sway Soul, me dan la bienvenida. Mientras cargo el móvil, observo el lugar: es único, de esos sitios que no se notan a primera vista, sino que te hacen fijarte en los detalles para comprender su esencia. La curiosidad, el ambiente acogedor y el esmero con el que Omar prepara los cócteles me convencen de quedarme, cargar el móvil y pedir un Negroni. Desde ese excelente Negroni, uno de los mejores que he probado en mi vida, Barcelona se ha convertido en mi Barcelona, y Sway Soul en uno de mis lugares favoritos, incluso con la luna grabada en la pared del salón trasero. Omar me contará después que él y sus amigos crearon esa obra maestra, iluminada por un juego de luces y sombras que desafía la gravedad, completamente a mano. Impresionante. Nunca escribo reseñas, sobre todo tan largas y detalladas, pero en Sway Soul encontré la calidad —me encantan los buenos cócteles— y la profesionalidad que permite que la fusión de estilos sea la esencia sin caer en la banalidad. Ah, y en Sway Soul también se puede cenar, y Omar prepara personalmente todos los cócteles.
¡Gracias, Omar! ¡Larga vida a Sway Soul!
15/11/2025: Los trabajadores genial, simpáticos y profesionales. La comida riquísima :)