Zaranda, España en Palma de Mallorca

La bienvenida fue genial, y la idea de recorrer varios espacios fue única. Hemos estado en muchos restaurantes Michelin y no hemos encontrado esta idea en ningún otro lugar. Lo disfrutamos muchísimo. La forma en que el concepto se adaptó al edificio, como el hecho de que antiguamente se fabricaba cuero allí, también fue increíble. El hecho de que nos llevaran a la cocina y pudiéramos ver de cerca cómo se preparaba todo, lo limpio que estaba y que no había absolutamente ningún olor, nos brindó una experiencia realmente memorable. La cata de quesos, en particular, fue probablemente una de las mejores experiencias culinarias que hemos tenido. El servicio también fue muy bueno; los camareros fueron extremadamente respetuosos, y en general, sentimos que esta experiencia realmente elevó nuestra estancia en Palma de Mallorca. Y el hecho de que el chef se acercara a conversar, y que pudiéramos hablar con él sentados a la mesa, fue la guinda del pastel. Es una de las cosas más agradables que pueden suceder durante una experiencia gastronómica de alta cocina: poder charlar con la persona que creó el concepto.

La mejor pasta con pescado que he comido nunca, Carne de cangrejo y mejillones, buenísimo! La ensalada y pescado también muy buenos. Con unas vistas y viento muy agradables para comer. Recomiendo 100%

Una Experiencia UNICA. Orquesta dirigida x el Chef Fernando Arellano, cada paso, tiene su historia y no deja de sorprenderte. Menu mas original probado hasta ahora y bien ejecutado. Graaaacias Equipo y un 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻 para el Chef.

La idea que se presenta es muy válida. 12 pasos de platos, que varían en tres salas diferentes, para llegar directamente a los chefs en dos tiempos. En este caso, la cena se basó en pieles de Marruecos. Visualmente es extremadamente creativo, por lo que le habría dado más de 5 estrellas, siendo el más creativo que hemos probado de todos los restaurantes con estrellas. En cuanto al sabor, no me gustó mucho en comparación con otros, pero esto obviamente no influyó en mi voto, reconociendo que es personal. Lo que, en mi opinión, no puede existir con una estrella Michelin es la ausencia de opciones para personas con intolerancia a la lactosa, especialmente para una estrella, y con un gasto de más de 460 €. La reserva y el aviso se hicieron hace más de tres meses, así que no está disponible en este momento, lo que normalmente no es un problema para restaurantes de este tipo. Nos avisaron nada más llegar y dijeron que no había problema, pero tuve que preguntar varias veces porque había leche de cabra en un plato (que luego retiraron tras mi denuncia). Me sirvieron mantequilla; uno de los postres no se podía preparar sin nata (¿una alternativa?). Sin pastillas de lactasa, probablemente habría vomitado. Los cocineros fueron muy amables durante la segunda fase; es una pena que no vinieran a la mesa, como suele ocurrir al final de la cena, aunque solo fuera para intercambiar dos palabras. El servicio de agua desde 8 € por persona suele estar incluido en el precio.

Es un restaurante estrella Michelin y la verdad que muy bien merecida. El concepto del menú es muy original y toda la experiencia merece la pena.

Pasamos una velada excepcional en el Restaurante Zalanda. Desde nuestra llegada, cada miembro del equipo contribuyó a hacer de esta experiencia algo único: el chef, el subchef, la bienvenida... El paralelismo entre la cocina y las curtidurías de Fez es sorprendente. La elección del cuero como hilo conductor para expresar el arte culinario aporta una auténtica profundidad a la experiencia, fusionando materia, recuerdos y sabores. ¡La comida en sí misma es un festín visual y gustativo! Cada plato es una obra de arte, de una creatividad refinada y lleno de sabores únicos. Las combinaciones son audaces, los ingredientes sublimes. En resumen, Zalanda no es solo un restaurante; es un viaje sensorial. Una visita obligada para los amantes de la gastronomía que buscan sorprenderse.

Uno de los mejores restaurantes en los que mi pareja y yo hemos comido. Comida suntuosa, disfrutada a través de una experiencia increíble donde los chefs y camareros nos explicaron (en francés, por favor) su historia y gastronomía. Es una visita obligada; es único y extraordinario.

La experiencia de 12 platos fue saciante y satisfactoria. El concepto de vincular la comida con la historia de la curtiduría fue único y creó una buena historia gastronómica. Los platos fueron interesantes y, sin duda, creativos. Disfrutamos especialmente de la interacción con la comida al crear el hermoso sándwich de cordero dorado. El emplatado también fue especial. Algunos platos fueron elaborados por un artista local que comprende a la perfección el concepto del restaurante. La experiencia en sí estuvo bien organizada y disfrutamos mucho de los tres lugares donde comimos los platos del menú. La atención al detalle fue magnífica y nos encantó la experiencia de terminar nuestra comida en el mismo lugar donde la comenzamos. La atención al detalle se notaba fácilmente en el servicio. El personal fue cálido y acogedor, y disfrutamos charlando con ellos y conociéndolos un poco. Los regalos para llevar al final de la cena (menús, chocolate envuelto y anillos de cuero con diferentes usos) fueron un detalle agradable y considerado. Esperamos con ansias nuestra próxima visita.

Realmente encantadora experiencia. Excelente dotación de personal —siempre alguien a mano, nunca una espera— y trato. Y el guiño general y la diversión de usar el origen de la curtiduría para guiarte a través de la comida. Sigue sonriendo.

Es original en cuanto a presentación, texturas pero incómodo. El recorrido se inicia en el bar en un asiento y mesas poco apropiados para comer que resultan incómodos.Sigue por la cocina con un calor poco agradable y después en mesa , aquí si cómodo. Platos muy logrados je algunos menos como la ensaimada que no es de las mejores que he comido