Venus Delicatessen en Barcelona

Buena comida, buen servicio, buenas bebidas, velada fantástica.

Paseando por las sombrías calles del Barrio Gótico, nos topamos con Venus Delicatessen en la calle Avinyó, un remanso de paz bohemio con luces centelleantes, arte ecléctico y un irresistible aroma a ajo chisporroteante y hierbas frescas. Este no es un lugar cualquiera; es un refugio acogedor y bien iluminado que combina alma mediterránea con estilo moderno, perfecto para un festín improvisado después de la fatiga de la Sagrada Familia. ¿Las tapas? ¡Divinas! Nos sumergimos en patatas bravas con un picante toque de romesco, gambas al ajillo con un toque de aceite de oliva y chile, y croquetas cremosas que se deshacían como en un sueño, una perfección rellena de jamón, a diferencia de la comida turística más barata. No te pierdas el hummus casero, un aterciopelado guiño a Oriente Medio con aires catalanes, ni las tiernas carrilleras de cerdo guisadas hasta desprenderse del hueso. La paella para dos fue un espectáculo con aroma a azafrán, un arroz dorado con marisco que sabía directamente del mar. El servicio es espectacular: personal amable y con una sonrisa cálida, recomendaciones rápidas en un inglés/español impecable, haciéndonos sentir como si fuéramos de aquí. Raciones generosas, precios accesibles (nuestras tapas para tres: 60 € con vino de la casa), ¿y la sangría? Un elixir rubí. Abundan las opciones vegetarianas, y también es ideal para trabajar; se admiten portátiles en las horas más tranquilas. Venus captura el encanto caótico de Barcelona en cada bocado. Imprescindible para los amantes de las tapas; volveremos en nuestra próxima escapada. ¡Delicioso!

Excelente y hermoso lugar, muy bueno para hacer fotografía. El café muy rico

¡Excelente ambiente! Representa el encanto local de Barcelona, ​​además de una comida deliciosa. ¡Me encantó!

La mejor paella que hemos comido fuera de casa!! Y el servicio de 10, súper amables y atentos

Muy buen ambiente, bar de toda la vida...céntrico, con unas mesas y sillas que te transportan a otra época...es un inmueble esquinero , por eso, al abrir puertas y ventanas, la luz inunda el lugar.

Un lugar muy bonito con mucho arte y gente observando. El cortado estaba delicioso, junto con la ensalada de queso de cabra.

¡El lugar perfecto! Buena comida, personal encantador y arte maravilloso para disfrutar.

Es un sitio que no decepciona. Los platos (a precios razonable) están muy bien y las ofertas son muchas. La pareja propietaria del sitio hace un muy buen trabajo. Es siempre un placer volver.

Celebrabamos nuestro 25 aniversario de bodas y nos parecio un lugar acogedor,y con muy buena energia.Pedimos tapas y realmente muy buenas.El servicio fue Bueno y el trato con Mercè la propietària Excelente.