Torres y García en Sevilla

La pizza estaba excelente y la recomiendo encarecidamente. El ambiente también nos encantó. Me dieron muy buenos consejos sobre vinos, ya que quería probarlos pero no sabía mucho del tema. Si vuelvo a Sevilla, sin duda repetiré.

Un restaurante muy bueno. Decoración con buen gusto, servicio amable y buena comida. Los precios son elevados en relación con el tamaño de las raciones. Sin embargo, la cuenta resulta más asequible gracias a las botellitas de jerez de cortesía.

Este restaurante siempre me había gustado mucho y, tras varios años sin ir, decidí volver con unos amigos que estaban de visita. Lamentablemente, la experiencia fue bastante decepcionante. La comida, aunque bien presentada, resultó muy plana, sin sabores que destaquen ni ese toque especial que te haga recordar el lugar después. Las alitas de pollo tenían una cantidad excesiva de salsa, empalagosas y demasiado dulces, además de estar blandas. La ensaladilla, sin más, correcta pero sin personalidad. La ensalada de calabacín thai era visualmente bonita, pero poco práctica y con una salsa que no recordaba en absoluto a la cocina tailandesa. Buena idea, pero mal ejecutada. Las empanadas, nuevamente, con poco sabor. La burrata muy sosa; con unos tomates asados, un toque de vinagre de Módena y frutos secos podría ganar mucho. El saam fue, quizás, lo más decepcionante. Esperaba una hoja de cogollo, cebolla encurtida, hierbas frescas... algo más elaborado o fiel a lo que uno asocia con ese plato. En general, todo se sintió básico, sin cariño ni amor por la cocina, como si el enfoque estuviera más en la estética que en el sabor.

El lugar estaba tranquilo, es muy agradable y la estética está muy cuidada. Pudieron acomodar la comida a algunas intolerancias alimenticias por lo que estuvimos muy agradecidos. La comida estaba buena. El precio normal para 5 personas.

Todo exquisito y en el centro de Sevilla

Un local precioso, la comida tuvo luces y sombras, la anchoa estaba riquísima, igual que la empanada argentina y la ensaladilla de camarones fritos, pero por ultimo pedimos una pizza Margarita y estaba regular, parecía tomate frito dulce de bote, me empaño uno poco la comida porque lo demás estaba muy rico.

Para un restaurante que una vez tuvo una estrella Michelin, esperaba más. Ahora es más bien un café, así que fue una gran decepción.

Cenamos aquí hace poco y nos encantó. El restaurante está muy bien decorado por dentro, con grandes puertas corredizas que dan al exterior. Sin embargo, las mesas eran bastante estrechas. Nos sentamos un poco demasiado cerca de otros comensales. También tienen un par de mesas afuera. Empezamos con la ensalada de calabacín y papaya con vinagreta tailandesa. ¡Estaba buenísima! Pedí la pizza con tomate, mozzarella, berenjena, tomate seco y champiñones. Estaba buenísima. Era de estilo napolitano, pero con una masa un poco más abundante. Mi esposo pidió el salmón con salsa cítrica y brócoli glaseado con miso y naranja. Le gustó mucho. La porción no era muy grande, así que nos alegramos de haber pedido la ensalada primero. Fue una comida muy rica.

Estábamos alojados solo unas pocas puertas más abajo y llevamos a nuestros nuevos amigos comprometidos allí para la cena. Era un martes por la noche tranquilo, así que perfecto para una conversación animada. Afortunadamente al grupo le gusta compartir así que probamos muchas cosas. Destacaron el sarro de res, la burrata y el pulpo. Servicio como atento y la comida estaba bien preparada y presentada. Sentí un gran valor para la comida y bebida.

Muy buen restaurante, buenos cócteles y buena comida. El personal es muy amable y profesional. Tuvimos una velada romántica