Tándem - Restaurante en Murcia

Hacía tiempo que no cenaba tan bien

Hemos cenado con menú degustación. Ha estado espectacular como siempre. Muchas gracias familia. Os queremos.

Menuda cena nos hemos marcado. Como en casa, como si fuéramos familia. Muchas gracias.

Conocimos este restaurante por unos amigos de Valencia, desde el primer minuto el trato fue excepcional, nos sentimos en casa. El local es pequeño, creo que tienen unos 16-18 comensales, pero es perfecto tal cual está diseñado. Una cocina vista donde el cocinero (Pedro creo que se llama), lo ves disfrutar, elaborar y conversar con los clientes que están en la barra pegada a su zona de trabajo. En sala está Alejandro (joven pero altamente capaz en todo lo relacionado con el mundo vinícola) y María José, dirigiendo de una manera excelente y con una sonrisa siempre el servicio. Tomamos a medio día: -Anchoa con mantequilla e higo (mezcla aunque ya conocida, no he tomado otra igual) -Boletus a la brasa, (producto perfectamente reproducido y elaborado) -Berenjena con holandesa (haría dieta solo de ese plato) -Sashimi de atún rojo, (sencillamente impresionante) -Pescado del día, tomamos besugo. Muy muy muy rico. Éramos 4 personas y salimos con 2 botellas de vino a 100€ por persona. ¡Que bien se come y se bebe en Murcia! Tándem, sois mi restaurante favorito de la cuidad de Murcia. Enhorabuena

Fuimos de visita a Murcia por ver a unos amigos y nos llevaron a este restaurante. Quedamos impresionados. Nos encantó todo. Desde luego que merece la pena el viaje. Recomendación: probar el pescado salvaje del día a la brasa

Un menú con platos bien elaborados pero sin un hilo conductor como experiencia gastronómica. La acústica no está bien resuelta. El precio de 117 por comensal, con una botella de vino y un postre para compartir entre 4, deberían hacérselo pensar.

Excepcional y excelente en todos los aspectos.

Estuvimos anoche, en mesa de barra, y lo disfrutamos muchísimo! Elegimos cinco pases (aunque mi marido terminó pidiendo un sexto porque no quiso perder la oportunidad de probar el rabo de toro, ya que es uno de sus platos preferidos) y no sabría decantarme por ninguno de ellos porque los cinco resultaron perfectos: sabores originales y con productos de alta calidad. La reforma ha creado un local con mucha personalidad que te lleva a estar relajado y conectado. Además, el estar en mesa de barra, sin perder nuestra intimidad, nos dio la oportunidad de hablar con Pedro, que es encantador. Maria José sorprende por su dulzura y atención y Alejandro también estuvo muy pendiente de nosotros. Enhorabuena, familia! Volveremos 😘

El local es pequeño y acogedor, sin alharacas, pero además lo regenta gente joven, amable y sonriente que te predispone a favor. Los problemas vienen después. La carta es muy reducida, unos diez platos o así. Cambian con frecuencia, nos dicen, un mal consuelo si lo que hay ese día no te acaba de convencer. Su sistema (raro y complicado) es el siguiente: elaboras tu propio menú eligiendo cinco o seis de esos platos. Se entiende que eliges raciones completas y si vas con tu mujer, como era mi caso, esa ración se sirve en formato dos medias raciones. Los precios de esas raciones son injustificadamente altos, y las medias raciones servidas son injustificadamente pequeñas. Resultado: te vas con el estómago ligerito y el bolsillo aún más. La sensación es que has comido en un sitio pulcro, que has comido poco y bueno, pero que has pagado un precio que no corresponde. Diría incluso que abusivo, en algunos casos por platos muy ricos pero relativamente simples en su elaboración. Un calamar a la brasa 32 €, a cuatro o cinco euros cada trozo; una rodajita de tomate Amela y huevas de trucha 27 pavos, como si el tomate llevase música; un sashimi de atún rojo y foie, en total seis trocitos de atún, tres para cada comensal, 34 €... y para qué seguir. Todo riquísimo, en honor a la verdad, pero por ciento ochenta y tantos euros hay muchos restaurantes en Murcia donde te puedes calzar un buen menú degustación y probar muchas más cosas. Peor aún: el vino blanco servido con incomprensible racanería (tengo edad para distinguir una copa de una media copa) y algunas referencias de la carta sin precio y con el tramposo S/M (según mercado) por todo detalle. Los postres, justo es decirlo, muy buenos y a precio razonable: un arroz con leche de cabra y un higo verdal con helado de leche quemada. El café también muy bueno pero servido sin un detalle que acompañe, un petit four o así (más racanearía). En conjunto: minimalismo en todo menos en el precio. Y conste que no soy especialmente glotón, pero lo ponen realmente difícil para volver o para recomendar Tándem a un amigo.

Excelente!! Excepto la combinaciòn del pargo con tomate...muy fuerte de sabor. Todo lo demàs Exquisito. El servicio atento, amable ,con las explicaciones de los platos.Todo un descubrimiento!!!