TANABATA en Sevilla

Nos encanta! El trato inmejorable y la comida riquísima.

Un restaurante excelente, muy agradable, la comida bien preparada y con toque personal, servicio de lo más amable con mucha atención a las intolerancias, platos sin gluten y sin lactosa Precio justo

Conocí este lugar hace poco y que pena no haberlo conocido antes!!! Todo lo que pedí estaba buenísimo, recomiendo sin duda probar los niguiris de lubina con toques de lima y el de ternera. Probar también sus rolls que estaban espectaculares. Local pequeño por lo que reservar siempre.

Mi primera visita a Tanabata ha sido espectacular, ya había visto en redes muchas fotos y vídeos de su comida, pero la realidad superó las expectativas. El local limpio y amplio, cenamos tranquilamente, se podía charlar, daba gusto estar allí. El trato de los camareros impecables, amables, aconsejando en todo momento, recomendando fuera de carta, y ya por supuesto la comida, insuperable, absolutamente todo estaba riquísimo, pero sin duda destacaría sus nigiris de atún, el gunkan de atún con huevo, y los totopos de atún.. en general el atún es increíble. Ha sido una delicia cenar allí y volveremos a repetir más de una vez sin duda !

Sitio acogedor con muy buen ambiente. Comida riquisima con buena relación calidad precio. Casi toda la carta se puede adaptar para que sea sin gluten y cuidado con la contaminación cruzada. Repetiremos!!

La comida increíble, destacando el tartar de salchichon,uramaki flame, uramaki Tanabata y el combo de niguiris. El trato del personal lo mejor.

Japonés con fusión, lo cual no me gusta la verdad, si voy a un japonés, no me gusta comer el arroz con alioli que es muy castizo pero no es oriental precisamente, el servicio muy bueno, zona muy buena y la comida estaba buena la verdad, pero no era lo que esperábamos…

Ya sea por su esmerada selección de productos frescos, la atención al detalle en el servicio o por el toque personal de los mensajes colgados, Tanabata invita a cada comensal a ser parte de su historia, haciendo de cada visita una experiencia especial.

Un grupo de amigos reservamos para un almuerzo en Tanabata con fecha del domingo 22 de diciembre, a las 1400 horas. El restaurante está bien comunicado junto a San Bernardo y Nervión, con una bonita y reconfortante presentación y diseño de interiores, de colores y luz cálidos; destacar la barra bien surtida y amplia con isla, el sistema de iluminación y las enredaderas junto a cientos y cientos de deseos escritos en etiquetas de cartón pluma colgadas en los pilares —al terminar la comida también nos ofrecieron escribir un deseo común para la posteridad, un detalle precioso. Pedimos una ensalada wakame, niguiri de ternera con trufa, rolls de urumaki bagan, gyozas de pato y miso cítrico con suplemento de gyozas crab, destacando el tartar de salchichón, los niguiri de atún tempayaki y los rolls de urumaki flame; todo delicioso, acompañado de tostas finas y crujientes así como de salsa de soja; de beber 2 botellas de agua, 2 aquarius y 1 coca-cola zero. Lo mejor: el cándido personal de servicio (que no iban de uniforme) y la destreza de la cocinera, que nos hicieron disfrutar y sonreír entre recomendaciones a la carta y momentos divertidos; ni qué decir que nos atendieron con presteza ante cualquier infortunio al comer, como nos pasó que a mí se me manchó el pantalón y salieron a buscar un desengrasante en spray y un cepillo para solucionarlo. En conclusión, un restaurante para la reuniones íntimas y la celebración, con precios equivalentes a la calidad de sus platos.

Todo perfecto. Estuvimos en la terraza, que aunque es un poco pequeña, está en una calle tranquila. La comida fue de 10. El tartar de atún de los mejores que he comido. Los topos y los niguiris especiales impresionantes y los urumakis que pedimos estaban buenísimos y tenían un tamaño muy aceptable. Mención especial al arroz del sushi que estaba perfecto. El personal super amable, siempre pendiente de todo,nos sirvió los platos a buen ritmo sin tener que esperar mucho entre uno y otro. Un placer.