08/06/2025: El restaurante está en la ermita Virgen de las Viñas, patrona de Tomelloso, con una gran pinada. El restaurante está bonito y elegante y el servicio magnífico. Pedimos la mariscada como plato principal y aunque estaba bien, la calidad es mediocre
05/06/2025: Marisquería-Restaurante Virgen de las Viñas TOMELLOSO ( CIUDAD REAL)
A veces, los mejores sabores no se encuentran en las prisas del mediodía ni en los focos de una reserva anticipada, sino en la calidez inesperada de una atención sincera, incluso cuando el reloj marca las cuatro de la tarde y el local empieza a recoger. Así fue nuestra experiencia en la Marisquería Virgen de las Viñas, ubicada en la encantadora plaza homónima: un rincón con alma, arraigo y detalles que evocan tanto el mar como la tierra.
A nuestra llegada, cuando la mayoría de las cocinas ya bajan persianas, nos recibieron con una amabilidad que se agradece más que un manjar: una sonrisa, todo lista y el gesto de quien entiende que comer también es un acto emocional.
Aunque solo por respeto pedimos una caña un café y un postre.
La propuesta fue modesta pero honesta, con esa elegancia de lo sencillo bien hecho: una caña fresca, tirada con precisión, que llegó acompañada de una tapa de caña de lomo curado y almendras ligeramente tostadas. Un guiño a la tradición que honra lo castizo y lo local sin florituras innecesarias. La textura sedosa del embutido contrastaba agradablemente con el crujir de la almendra: maridaje breve pero redondo.
Le siguió un café solo de sabor intenso y aroma persistente, bien servido, donde el amargor reconforta y despabila sin estridencias. Y como colofón, un brownie de chocolate con un toque casero, húmedo, coronado por un velo de cacao fundido y frutas rojas que aportaban el contrapunto ácido y fresco: un bocado de infancia adulta, dulce sin empalagar, perfecto para compartir.
El interior del local, con su peculiar decoración —entre lo marinero y lo manchego— combina peceras vivas, jamones colgantes y recuerdos enmarcados en sus paredes, creando un ambiente ecléctico, entrañable, como de casa de abuelos junto al mar.
No fue una comida ni lujosa, pero sí auténtica. La Marisquería Virgen de las Viñas demuestra que lo esencial no siempre está en la carta, sino en el trato, el detalle y la humildad de saber recibir. Porque cuando hay alma, la hora es lo de menos.