Pepet 2 Montaditos en Pineda de Mar

Los montaditos están riquísimos, local muy limpio!! Buenas atención

¡Nos encantaron! Van pasando por las mesas con diferentes montaditos y vas escogiendo el que más te guste, por solo 1.80€ la unidad los clásicos y otros más especiales a 2.50€ 🤭 También, tienen platos como bravas, pescaíto frito...entre otros. Muy bueno todo, repetiremos✌🏻

Super bien todo y Juanjo genial repetiríamos por todo pero sobre todo por el gracias Juanjo por ser la última mesa en servir os ......es broma nos lo pasamos genial gracias

Comí dos veces. Comida deliciosa. Sabrosa, bonita y no muy cara. Eso sí, el ruido es bastante alto.

Comida absolutamente increíble. El servicio es rápido y eficiente. El ruido es alto y festivo, como suele ocurrir en España cuando la gente sale a comer.

Delicioso y rápido de preparar 🩷, además de económico. Lo recomiendo sin duda.

Montaditos típicos españoles, en un ambiente que parece detenido en los años 90... precioso

Una buena experiencia, van pasando por las mesas con los diferentes pinchos y vas cogiendo los que quieres, gran variedad y buen precio. Muy recomendable.

No te dejes engañar por la decoración. Es un poco soso y bastante ruidoso cuando está lleno, pero la comida es realmente fantástica. Sobre las 20:00, sacan bandejas con los pinchos más deliciosos. Se paga por cada pintxo. Al rato, paran, ves entrar gente nueva y empieza de nuevo. Si te quedas, simplemente te unes, pero los nuevos clientes tienen prioridad. Una vez llegamos temprano y pudimos pedir algo de picar de la carta. También se puede pedir más tarde por la noche. Una idea genial. El personal es muy trabajador y amable, aunque no hablan inglés. Pero eso es lo que lo hace tan agradable, pensamos. No hay que preocuparse por el precio. Después de comer bastante y tomar dos jarras de sangría, los cuatro gastamos unos 100 €. E incluso nos dieron un chupito en la barra como agradecimiento. No suelo dar 5 estrellas, pero esta las merece.

Una experiencia gastronómica muy diferente, nos encantó. La decoración es de los años 80 y al sentarnos no estábamos muy seguros. Después de 5 minutos sin que nos dieran importancia, pedimos una bebida y preguntamos por la carta. No nos la dieron. Pero salían platos para compartir de la cocina y los repartían por las mesas para tomar unas tapas. Esta noche, en resumen, la comida no paraba de llegar, cada plato llevaba una brocheta, los contaban y calculaban el precio. La comida estaba deliciosa, había un montón de gente local, y 80 € para una familia de cinco era una excelente relación calidad-precio. Fue extraño no tener control y no saber qué iba a pasar después, pero curiosamente fue divertido. Lo evitaría si eres vegetariano o tienes alergias. Probablemente vuelva.