Taberna Ó Abrigo en Friol

Lugar Maravilloso, recomendable por su servicio, atención y su cariño, la comida es muy buena, menú de 8 platos con comida km 0, bien elaborado, el albergue muy limpio y moderno, parada imprescindible, un 10.

Somos una familia de 5 haciendo el camino Angel y su equipo son atentisimos con los peregrinos y el albergue está muy limpio y totalmente acondicionado tienen una cafetería que se come un menú completo más que correcto a muy buen precio pero lo mejor es su atención y cariño en todo momento, un imprescindible

¡El albergue y el restaurante fueron muy agradables! Las camas y las zonas comunes del albergue estaban limpias y recientemente renovadas. La noche fue completamente tranquila, así que dormimos plácidamente. La chica que trabajaba el día de nuestra visita fue muy amable y servicial. La comida estaba deliciosa y a buen precio. Los platos eran típicos de la cocina gallega, pero el chef usó especias, algo inédito en esta parte del Camino. Pedimos el desayuno, que nos sirvieron por la noche (tarta de Santiago, varios tipos de sándwiches y café). Aunque la comida no era fresca, estaba deliciosa y permitió a cada peregrino irse cuando lo necesitara por la mañana, sin tener que esperar a que abriera el restaurante. Estamos muy agradecidos por la oportunidad de pasar la tarde y la noche en Miraz; es un lugar tranquilo que vive en estrecho contacto con la naturaleza y cuida bien de los peregrinos que pasan.

Hay lugares que no son solo un techo y una cama, sino refugios del alma. Este albergue fue justo eso: un rincón cálido al principio del viaje, donde el tiempo parece detenerse y el mundo se vuelve un poco más amable. Desde la sonrisa con la que nor recibieron hasta la tranquilidad que se respiraba en cada rincón, todo parecía hecho con cuidado y cariño. Las paredes guardaban historias de otros peregrinos, y en las zonas comunes el murmullo de distintos idiomas se mezclaba con risas sinceras. La limpieza impecable, la luz suave al atardecer, los detalles bien pensados... todo hablaba de un lugar que entiende lo que es hospitalidad de verdad. No era lujo, era algo más valioso: calidez. Nos fuimos con el corazón lleno, como quien deja atrás un pequeño hogar que encontró sin buscarlo. Y como todo lo que deja huella, sé que volveremos. Gracias!! Alba y Angel De parte de las tres peregrinas: Érika, Raquel y Belvis

Hay lugares que no son solo un techo y una cama, sino refugios del alma. Este albergue fue justo eso: un rincón cálido al principio del viaje, donde el tiempo parece detenerse y el mundo se vuelve un poco más amable. Desde la sonrisa con la que nor recibieron hasta la tranquilidad que se respiraba en cada rincón, todo parecía hecho con cuidado y cariño. Las paredes guardaban historias de otros peregrinos, y en las zonas comunes el murmullo de distintos idiomas se mezclaba con risas sinceras. La limpieza impecable, la luz suave al atardecer, los detalles bien pensados... todo hablaba de un lugar que entiende lo que es hospitalidad de verdad. No era lujo, era algo más valioso: calidez. Nos fuimos con el corazón lleno, como quien deja atrás un pequeño hogar que encontró sin buscarlo. Y como todo lo que deja huella, sé que volveremos. Gracias!! Alba y Angel De parte de las tres peregrinas: Érika, Raquel y Belvis

Este albergue cuenta con servicios mínimos para relajarse, salvo una litera. La ducha era estupenda y la comida y las bebidas estaban buenísimas. No hay wifi en el albergue.

Ambiente agradable y buenas condiciones. Un poco caro.

El jefe impresionante. Una atencion de 10 volvere

Como estábamos a punto de llegar a Santiago y teníamos algo de tiempo extra, bajamos el ritmo y nos quedamos aquí a descansar. Sin embargo, no había muchos albergues con opciones de alojamiento y comida. El desayuno solo incluía café de cápsulas que debías prepararte tú mismo en el vestíbulo del dormitorio y un trozo de pan de chocolate, que también costaba 5 euros. Otros pidieron ensalada de espárragos ese día, pero venía con 5 espárragos blancos y un poco de mayonesa, que costaba 8 euros... Me levanté por la noche para ir al baño de afuera. Aunque había luces con sensor en el pasillo y el baño, el casero parecía demasiado tacaño. El tiempo de encendido de las luces con sensor era muy, muy corto. Encontré la puerta después de andar a tientas en la oscuridad del pasillo durante unos diez minutos. Una cama individual en el dormitorio más tres comidas costaba más de 50 euros por persona. Realmente no había necesidad de descansar aquí.

Las personas que llevant el albergue muy amables, la habitación estaba correcta, aunque hay estores en las ventanas y por la noche como el sol se pone muy tarde, entra luz, hay un microondas, però NO hay servicio, ni platos, vasos, cubiertos, las camas no tienen luz, solo hay 2 inodoros y dos duchas que no sé pueden regular, en la planta baja, en el primer pisos no hay, han de bajar y són 18€, muchas moscas, el menú del peregrino són 15€ que no los vale, és el mismo al mediodia que por la noche, el desayuno, si poses un bocadillo te lo dan por la noche, os podria imaginar como està por la mañana, resumiendo, se aprovechan de que no hay mas albergues cerca