Silabario en Vigo

Maravilloso sitio para comer. Fuimos con mi pareja y probamos el menú “Raíces” y simplemente fue increíble. Todo está cuidado hasta el último detalle y la atención por parte del personal es inmejorable. Sin duda volveremos!

Trato inmejorable. La comida espectacular.Todo un acierto.100%recomendable

Una experiencia de 10. Disfrutamos del menú TEMPO, producto local, gallego y de primerísima calidad. Indicar que solicitamos maridajes especiales y la tabla de quesos gallegos. Decir que cada uno de los platos fue sobresaliente, tanto en presentación, calidad como sabor, una verdadera experiencia gastronómica. El maridaje es sencillamente perfecto para cada uno de los platos. Indicar que todo el personal fue muy profesional, con visitas continuas del Chef Alberto y del personal de sala, dando explicaciones de cada plato para que la experiencia fuera excepcional. Destacar al sumiller, que da gusto encontrar uno con tanto conocimiento que te transporta al terruño en cada copa. El lugar súper acogedor en el último piso de la Sede do Celta, con música e iluminación que permiten que la experiencia sea completamente perfecta ¡Volveremos pronto!

Increíble experiencia que me regaló mi hermana de menú degustación, todos los platos exquisitos, increíbles . La atención inmejorable

Le doy 3 estrellas por varios motivos. En cuanto al ambiente, excesivo calor en el restaurante, y eso que nos gustan los ambientes cálidos. En cuanto a la comida, pedimos el menú Tempo. El entrante de moluscos sin más, la caldeirada de berberechos nos pareció que tenía un gusto demasiado intenso a mar, incluso tirando a desagradable, mi navaja tenía alguna arenilla, en cambio la zamburiña y la vieira tenían unas combinaciones muy ricas. El resto de platos estaban bien pero tampoco nos sorprendió ninguno en especial. Lo que sí que nos sorprendió fue el postre: soufflé de avellana combinado con helado de cabra. Luego entre el postre y los bocaditos dulces, tardaron mucho tiempo, tanto que llegamos a pedir la cuenta pensando que no los iban a poner. Por otro lado, remarcamos el excesivo precio de las copas de vino, ya que pedimos un Ribera del Duero Viña Sastre Roble (precio por botella en la calle poco más de 10 euros), y nos cobraron 8 euros por cada copa. Entendemos que es un restaurante estrella Michelin, pero que la copa cueste casi como la botella es desorbitado. Y por último, lo peor de todo es que al día siguiente de haber comido allí, nos pusimos los 3 enfermos al mismo tiempo, con gastroenteritis, no podemos asegurar que hubiera sido allí, pero llamamos al restaurante simplemente para avisarles, por prevención. Su respuesta y tono no nos pareció en absoluto correcto, mostrando en todo momento una actitud a la defensiva y con cierta soberbia, dando por hecho que era imposible que el origen fuera allí, que el virus lo habíamos cogido en otro lugar. No dudamos de su profesionalidad ni calidad de sus productos, como así le transmitimos, pero lo que no pueden es ser tan categóricos, puesto que en los mejores restaurantes también pueden pasar estas cosas. Por supuesto hay virus y bacterias por todas partes, pero yo prácticamente había hecho un ayuno de 24h y no habíamos salido de casa después de haber estado allí, por lo que las posibilidades eran altas y por eso les avisamos, con buena intención. Desde luego tuvieron poco tacto y empatía con sus palabras, y es por este motivo por el que me sentí motivada para escribir este comentario.

Primera vez en un estrella michelín y la experiencia fue inmejorable. Sitio espectacular, servicio agradable y comida inmejorable. Recomendable para darse un capricho gastronómico. 10 de 10

Situado en la calle Príncipe y a escasos 15 minutos a pie de la Estación Marítima de Vigo, había intentado cenar en el Michelin - estrella Silibario en el otoño de 2023 , pero lamentablemente, no había disponibilidad en ese momento. Volví a Vigo el año pasado, pero esta visita fue en uno de los dos días que el restaurante está cerrado. La tercera vez es el encanto, y en esta visita, me aseguré de que hice una reserva anticipada. El restaurante ofrece 3 menús degustación, y yo opté por el menú Raices (raíces), homenaje del chef Alberto González a las recetas tradicionales gallegas... En general, me alegró esta oportunidad de explorar la cocina gallega y algunos de sus ingredientes clave, interpretados por un chef nativo de esta región de España. Aunque contento en general, parecía haber pequeños problemas de desmedro en muchos de los platos... algunos que se servían en el lado tibio... falta de condimento adecuado en un par de lugares... lo mismo en términos de ejecución... Por ejemplo, el puré de chirivía con la sepia estaba poco condimentado y había sido sobrebatido, lo que le dio una textura gomosa desagradable. . . el puré de coliflor que venía con el cerdo a la parrilla por otro lado era un libro de texto. . . por John Dory, no me gustó que la piel estuviera húmeda y suave (necesito mi piel crujiente en el jajajajaja) . . . algunos trozos de concha en el salpicón de langosta. . . la presentación de los platos fue algo desigual... En general, aprecié la comida y ser introducido a algunos ingredientes nuevos de la región (mi primer sabor de gónadas de erizo de mar) . . . . El maridaje de vinos fue excelente y en un par de casos, verdaderamente excepcional! Honestamente no puedo decir que salí del restaurante con un deseo ardiente de repetir la experiencia.

Amabilidad y atención de todo el personal, local muy agradable con vistas al mar y la ciudad. Tomamos el menú Berbes y lo completamos con zamburiñas. Todo muy rico.

Cenamos en Silabario el menú degustación “corto” que, para una cena, es más que suficiente. El servicio es atento y profesional sin más, el chef sale a presentar y describir cada plato y la sumiller hace lo propio con los vinos, personalmente echo en falta algo más de simpatía y menos “caras serias”, pero nada que objetar al respecto. El local es sobrio y elegante con el aliciente de su forma semicircular panorámica en una planta alta del centro de Vigo con buenas vistas del entorno, iluminación tenue y acogedora. Los platos y los vinos son todos de la tierra, con un trato cuidadoso del producto haciendo un recorrido por productos emblemáticos de la mar, la huerta y el campo, sin grandes alardes y poniendo en valor el producto por encima de todo, excelente también la selección de quesos que se ofrece como opción. Magníficos los vinos también con alguno realmente notable y maridaje con buena relación calidad precio. El precio del menú degustación es también bastante ajustado habida cuenta del nivel del restaurante. Lo recomendaría sin dudar.

Todo riquísimo, si eres de comidas contundentes te quedaras con hambre, me pareció un pelin caro, y, sorprendió que la bebida no entrara en el precio de los menús a elegir, tenerlo en cuenta. Experiencia buena a pesar de todo.