Sibil·la en Palma de Mallorca

Excelente atención! Súper adecuado para ir con niños, ambiente súper tranquilo y la Comida muy buena, lo recomiendo

Se come muy bien y son platos singulares. Muy buen ambiente, tranquilo. Almediodia suele estar lleno. Buen servicio y rápido. Esta vez fui a desayunar y muy bien.

Espera muy larga tanto para el pedido como para la factura. Un cumplido del establecimiento de forma selectiva, el sistema no fue encontrado. no lo recomiendo

Hoy fuimos a tomar algo y como siempre con el café me fume un cigarro procuro siempre ponerme en una mesa alejada para no molestar, la camarera muy amablemente me comunica que no se puede fumar, me extraña porque otras veces no me han dicho nada. Mi queja es por la doble moral no puedo fumar en la terraza en una mesa apartada para no molestar, pero en la terraza hay 4 estufas de gas encendidas .Cada hora una sola estufa de gas expulsa hasta 6 kilos de CO2 o, lo que es lo mismo, si están encendidas 8 horas contaminan el equivalente a 120 kilometros en un coche de gasolina.

Cuando la comida está muy especiada deberían avisar. Frit de pop: ni sabe a frit ni sabe a pop, solo sabe a pimentón dulce. El bao no sé si sabía a cilantro o a jengibre (que a mí no me gusta), el caso es que tapaba el sabor a todo lo demás. Entiendo que los platos bien hechos deben combinar sabores y no tapar el sabor de todo lo demás con un único ingrediente. En general caro por lo que ofrece. Buen servicio y lugar agradable.

Fantástico lugar para tomar desayuno. Tranquilidad y calidad de generos que tiene. Equipo con buena sonrisa para estar a gusto de empezar el dia.

Gracias por dejarnos comer bien y de manera equilibrada en nuestros días de oficina!!

Gran lugar para tomar una copa o cenar. Gran ambiente callejero.

Local situado en una zona peatonal con muchos bares y restaurantes, con bastante buen ambiente. Aunque se especializa en desayunos y menúes de medio día, ofrece opciones de picoteo para otros momentos. Probamos varias cosas, algunas más logradas que otras, y lo que más recomendaríamos serían las flores de alcachofa.

No me apetece comer pesado, este calor me ha cambiado. Desisto de un entrecot bien conocido, y mis horizontes esta vez he expandido. Por eso en Sibil·la me dejo caer, para que me den de comer. Por una vez engullo comida saludable, porque mi colesterol es considerable. Pido un menú de dos platos y postre, y me sorprendió el coste. Se ve que en su definición de menú imbuida, la bebida no está incluida. Raro me parece, no sé a qué se acontece. Tal vez en los restaurantes sanos es su costumbre, a mí me causa mucha incertidumbre. Empiezo con un primero peleón, que me hace fruncir el cejón. El gazpacho de sandía se me atasca en el corazón, porque el sabor del pepino es una maldición. Maldito yo que no he recordado, que de su gusto me mantengo alejado. Lloraba por la comanda cometida, en un momento de imprudencia desmedida. Más me gustó la pasta con berenjena, que la barriga deja siempre llena. La cebolla estaba bien pochada, y se integraba en mi papada. El tomate era natural, y su acidez abismal. Bien de queso todo recubierto, lo ataco con mi tenedor hambriento. De postre tarta de queso con toque de limón, dulce y fragante como un achuchón. Me pareció falta de mermelada, pero como mínimo no era congelada. La comida no es nada del otro mundo, pero no daré un no rotundo. Es un local para comer sin pretensión de darse un tremendo atracón. Si quieren como en casa comer, tendrán que en Sibil·la comparecer. Yo le doy el aprobado, aunque el gazpacho he desechado.