Al final de la Rambla de Sant Joan, y con vistas a la Plaza Pompeu Fabra, Saona Badalona es el primer restaurante en esta ciudad barcelonesa, de carácter tan mediterráneo como nuestra carta y filosofía, para disfrutar de la buena vida.
El restaurante es precioso, nos gustó mucho la decoración. La comida aceptable, el pulpo salió frio, el arroz estaba bien y la tarta de queso buenísima! Lo que no me gustó es el trato de una camarera, le pedimos el segundo plato y una botella de vino, pasados 20’ de noviembre llegar la botella, ni el segundo plato, le reclamamos y su contestación fue: ahora va cariño, ya te he tomado nota.
No creo que la palabra “cariño” en tono vacile y soberbio deba usarse con los clientes.