Sandro Cafe-Bar en Burgos

Maravilloso ambiente. Local austero, sin pretensiones. A la vieja usanza. Nada de diseño actual engañoso, aquí todo es lo que parece. La penumbra es un acertado modo de evitar que te distraigas con la maravilla del mobiliario y concentres tu atención en los sabores y aromas que te envuelven. Que decir del personal... No hay palabras. A su impecable presencia unen un permanente reflejo del carácter castellano: austeridad, simpatía, parquedad en la expresión y permanente disposición de servicio. Podemos decir que el local es demure y chill, reflejo de la personalidad del carismático propietario Un detalle, que podría parecer menor, es que estando en la orilla del río Arlanzón, incluso en verano y con las puertas abiertas, no entran las moscas No querrás irte nunca

No tengo palabras, absolutamente descomunal el trato, precios, establecimiento y calidad de la comida. A veces vengo a Burgos a ver a la familia, y me tengo que quedar sin saludar a mi abuela porque paso el finde aquí dentro. Venid al café Sandro y si os sobra tiempo subís a ver la Cartuja.

Bar tranquilo. Había mesas libres y no había mucho jaleo. Pinta de bar de barrio con la decoración y ambiente con pátina. Paramos a tomar un café y pedimos dos zumos de naranja para los niños. Normalmente en nuestra ciudad este tipo de bares suelen ser muy baratos pero no es el caso con este 12 euros por todo que parece excesivo. Eso sí, el dueño fue amable y no tuvimos ningún problema. Nos tomamos el café tranquilamente y seguimos el camino.

De regreso a nuestro apartamento, nos encontramos con esta cafetería. Tomamos café, croissants y pasteles. El propietario fue amable, servicial y acogedor. El lugar es acogedor y la vista es linda. Altamente recomendado y relación calidad-precio.

De los pocos bares LGTBQ+ friendly de toda Siberia. Todo el día con Broncano en la tele. Se respira Libertad y drogadicción de calidad. Las delicias veganas maravillosas. Peña por ahí leyendo a postoperaistas y neomarxistas en general. Una maravilla

No es tan malo el león como lo pintan. Hay que tener en cuenta que este bar se especializó en cafés, tes e infusiones al reabrir tras la pandemia, por lo que los refrescos, bocadillos, tapas, pinchos, copas, etc., ocupan un segundo plano. Es todo un espectáculo ver cómo Sandro maneja la cafetera para ofrecer a su clientela el mejor de los cafés que nunca hayas probado (capuchinos, mocachinos, latte macchiatos, flat whites, carajillos, irlandeses, expresos, cortados...), y cómo te detalla, sobre la leche espumada, un bonito dibujo de la catedral, del Arco de Santa María o del Cid Campeador a lomos de su caballo Babieca. ¡Para no perdérselo! Eso sí, conviene no pedirle muchos cafés a la vez porque a veces se agobia y se niega a hacer más.