Sa Pedrera Des Pujol en Sant Lluís

El servicio es excelente, muy humano, amable y disponible para dar buenos consejos. Todo estaba súper súper bueno. No hay nada más que decir. Mezclas muy interesantes como calabacín con pesto o remolacha con salsa de magret… Os lo recomiendo mucho para una cena especial.

Una cena absolutamente inolvidable en Sa Pedrera d’es Pujol, un restaurante que demuestra por qué sigue siendo, año tras año, una referencia en Menorca. Desde el primer momento, el servicio fue impecable: atentos sin resultar invasivos, amables, y con un nivel de detalle que pocas veces se encuentra. Sin decir nada, se dieron cuenta de que había sido mi cumpleaños y me sorprendieron con una tarta con vela como regalo. Un gesto precioso y totalmente inesperado que resume a la perfección la filosofía del lugar: cuidar al comensal en todos los sentidos. De entrante, tomamos el canelón, una receta tradicional que es puro sabor casero. Su relleno de tres carnes está perfectamente equilibrado, con una textura suave, la bechamel cremosa y un gratinado que aporta ese punto dorado y crujiente que lo hace irresistible. Es el tipo de plato que reconforta y deja claro que aquí se cocina con cariño y conocimiento. Como principales, elegimos dos de los clásicos de la casa, ambos con más de veinte años en carta y, con razón, intocables. El Solomillo Wellington fue, sencillamente, espectacular: la carne, jugosa y en su punto exacto, envuelta en un hojaldre dorado y perfectamente laminado, con una capa de duxelles de setas y foie que aporta una profundidad de sabor increíble. Todo ello acompañado por una salsa ligada y brillante que redondea el plato sin restarle protagonismo al conjunto. Es un plato de alta cocina, ejecutado con precisión y respeto por la tradición. La Raya a la manteca negra no se quedó atrás: tierna, melosa, con esa textura tan característica del pescado bien cocinado, servida con una salsa de mantequilla, alcaparras y limón que equilibra a la perfección la intensidad y la frescura. Los pequeños detalles —las cebollitas glaseadas, el toque de hinojo marino, la ligereza del conjunto— hacen de este plato una auténtica joya de la cocina menorquina. De postre, el Bosque de chocolate fue una experiencia tanto visual como gustativa. Una presentación preciosa, cuidada al milímetro: una tierra de cacao con toques de pistacho, pequeñas texturas de chocolate y un helado de hierbas que aportaba frescor y equilibrio. Cada cucharada combinaba temperatura, textura y sabor de forma armoniosa. En definitiva, Sa Pedrera d’es Pujol ofrece algo que pocos lugares consiguen: una cocina sólida, con raíces, pero a la vez refinada; un servicio impecable y un ambiente donde uno se siente verdaderamente cuidado. Un restaurante que combina tradición, técnica y sensibilidad a partes iguales. Sin duda, uno de los grandes imprescindibles de Menorca.

Increíble es la palabra que mejor define la comida de hoy. La amabilidad del servicio y la excelencia de la comida marcan la diferencia. Gracias.

Magnífico ambiente, servicio excelente y un respeto por el producto y honradez en la cocina que lo convierten en un imprescindible de la isla.

Un restaurante con una decoración muy acogedora ,desde que entramos el personal fue muy amable y profesional, en especial Sonia que nos trato fenomenal. Una experiencia gastronómica excelente de principio a fin.

Comimos en San Pedrera y la experiencia fue inmejorable. La comida estaba exquisita, muy elaborada con buen producto. Comimos el "Por las barbas de Neptuno", el Brioix de tártaro de gamba, la raya y el solomillo Wellington. Y de postre "El Bosque". Todo era buenísimo. El "por las barbas de Neptuno" sorprendente y muy sabroso con todos los ingredientes de mar. El bollo, muy bueno también, y la salsa le daba el toque perfecto. La manada estaba exquisita, en el punto de cocción que se separaba sola del espinazo. El solomillo muy bien hecho de punto, la carne era muy buena y tierna. Y El bosque era muy sorprendente en presentación, y bueno. El trato de todo el personal fue de 10, muy atentos a todos y cercanos. El ambiente y el espacio están muy cuidados y bien mantenidos. Es un sitio recomendable totalmente y que repetiremos

Muy bonita experiencia culinaria en Sant Lluís en las tierras muy bonita terraza y restaurante abierto por dos lados

Por las barbas de Neptuno que volverè a este restaurante a comer un helado de Pomada. Buen trabajo

Decepcionante. El almuerzo de hoy ha ido de más a menos. Primeros platos, entrantes y vino excelentes. Bodega memorable. Platos principales y postres bajo expectativa de lo que propone la carta. Relación precio-calidad muy mal. Ambiente poco acogedor. El servicio poco empático. Parece que te hagan un favor. Hemos pasado frío, y el personal, no sé si te toma el pelo, o te toma por tonto. Es un restaurante histórico en el que casi cada vez salgo con la misma decepción. Me propongo no volver, pero al cabo de cinco años no me acuerdo y vuelvo a caer en la trampa. Al menos, cuando estaban las francesas que hacían la fondue china sin pretensiones, sabías a qué jugaban. Esta vez, después de más de 20 años, me ha quedado claro: no volveré . Lo siento por Daniel y la gente de la cocina, que seguro que ponen mucha dedicación.

Hotel ideal para el descanso. No tiene muchas habitaciones y es muy tranquilo. Muy buenas habitaciones e instalaciones. Muy limpio y desayuno completo. Personal excelente. Un 10 al conjunto