Rooftop Bar Caelum @h10imperialtarraco en Tarragona

Comida después de las 9 pm. No sé si debería alegrarme o no, pero el lugar está bien y la vista es buena.

Muy bonitas vistas, para una vegetariana hay poquita cosa y la carta es pequeña pero no te quedas con hambre y la comida bastante rica. Eso sí, una agua vale 4€.

¡Hermoso hotel con fácil acceso a la playa!

Sin duda, la mejor vista de la ciudad.

Fantásticas vistas sobre Tarragona y el mar.

El personal no siempre es amable, algunos no son muy amables. Dejan sillas y mesas tiradas al moverlas, lo que hace mucho ruido, a pesar de que la música de fondo es muy agradable. La cocina es decepcionante, tanto por la calidad de los ingredientes como por la armonía de los sabores. Vayan a tomar algo y a disfrutar de las vistas, pero no a comer.

Desde la recepción hasta el final fue muy agradable y muy amables de parte del staff. Las vista desde el atardecer y en la noche sobre la parte alta son espectaculares. Recomendamos el ceviche de corvina con leche de coco! Gracias Vero y Pedro

Servicio excelente, la vista maravillosa y muy agradable con música en vivo

Vistas espectaculares, comida por lo general bien, servicios muy sucios, Y no te dejan pagar en visas por parejas. No hemos pedido hoja de reclamaciones por no esperar más

Subir a este rooftop mola porque las vistas son un espanto… en el buen sentido: Tarragona vista desde arriba, el anfiteatro, la catedral y, sí, el Mediterráneo se dejan ver  . Pero ojo: efectivamente estás demasiado alto para sentir esa brisa marina en la cara y ese olor salado que te despierta el alma. Eso le quita parte de la magia. El gintonic, ni fu ni fa. Se te cobra a precio de oro (eso seguro), pero ambos lo sabemos: aquí pagas por el escenario, no por la ginebra. Y sinceramente, se notaba. La carta es corta, aunque dicen que las “piruletas de pollo, bravas y croquetas de chipirones” están “exquisitas” ; otros viajeros se quejan de raciones pequeñas y platos secos (“pollo hecho el día anterior”), cena lenta y comida mediocre. A parte, las restricciones de subida: las dos primeras veces ni siquiera me dejaron subir. En resumen: visita única ideal para captar vistas, ambiente guay y postureo a la altura. Pero ir tres veces ya es emocionarse sin motivo. Lo justo, ni más ni menos.