Resturante Casa Ricardo en El Ejido

Restaurante familiar muy agradable. Muy buena comida casera preparada por mamá.

Comida casera de verdad, un ambiente muy tranquilo y acogedor, y la comida es de menú del día, pero con sabor a casa Nos ha gustado mucho 👌🍻

Alejandro te hace sentir como en pocos sitios. Comida Casera a un precio muy razonable.

Trato fluvial la comida pasable

Uno de los restaurantes con mejor comida que probé. Se merece los 5 estrellas y más. Gracias por el servicio. Recomiendo este citio.

Sensacional, ambiente familiar, comida totalmente casera, el trato de los camareros increíble, de DIEZ!!!!

Buen trato, ambiente familiar, comida casera.... qué más se puede pedir!?

Llegamos muy tarde y nos atendieron genial para comer pasadas las 16:00h. La comida de 10, de las de antes de toda la vida, brutal y el trato campechano autentico, volveremos seguro.

Un lugar genial para comer buena comida casera, de las de toda la vida su guiso de patatas con costilla estaba súper rico, muy buen servicio y el camarero muy amable y divertido

El restaurante Casa Ricardo en El Ejido es un lugar familiar donde te sientes como en casa desde el primer momento. La comida es casera, auténtica, y preparada con cariño por los padres de la familia, que se encargan de la cocina como si estuvieran cocinando para sus propios hijos. Pero cuidado con las guindillas que te ponen como aperitivo, porque ahí empieza la verdadera aventura.Todo parecía tranquilo cuando llegaron las guindillas a la mesa. "Un detallazo", pensé, mientras cogía una con confianza. Lo que no sabía es que esas guindillas no son un aperitivo cualquiera, son una especie de rito de iniciación. En cuanto mordí una, sentí como si hubiera abierto un portal al infierno en mi boca. Mis papilas gustativas pidieron asilo político y mis ojos empezaron a lagrimear como si estuviera viendo el final de una telenovela dramática. En ese momento, apareció el padre desde la cocina y me dijo con una sonrisa: “Esas las cultiva mi mujer, ¡y aún están suaves!”.Por suerte, después del desafío guindilla, llegaron los platos principales: unas tapas generosas y deliciosas que me hicieron olvidar (casi) el incendio en mi boca. Las albóndigas estaban tiernas y sabrosas, y la ensaladilla rusa tenía ese toque casero que solo las madres saben hacer. Un sitio perfecto para disfrutar de buena comida y una experiencia inolvidable… aunque si te ofrecen las guindillas, asegúrate de tener un vaso de agua (o un bombero) cerca. ¡Muy recomendado!