Restaurante Xavier Pellicer en Barcelona

Hemos disfrutado de la comida y del espectáculo de verlos cocinar ya que estábamos en la barra.

Al compartir una gratificante experiencia gastronómica, quedamos cautivados mientras nos sentábamos en el restaurante y observamos al chef y su hábil equipo elaborar una maravilla culinaria exclusivamente para nosotros. Al participar en una agradable conversación con el chef, fuimos testigos de la pasión y la dedicación que se infunden en cada plato, transformando el acto de cenar en un viaje inmersivo de sabores e historias. Fue una experiencia cautivadora, donde el arte de la cocina se desarrolló ante nuestros ojos, dejándonos cautivados e inspirados. Y la vid era preciosa...

La comida era inconsistente. Cuando golpeó, estuvo bien, cuando falló, no era comestible. Los platos vegetarianos eran los mejores. Evite sentarse en el comedor trasero cerca de los baños. La mezcla de ambientador y inodoro que flota por la habitación abruma la comida. El servicio fue amable y bueno. No lo recomendaría.

Todos los platos que probamos (vegetarianos) fueron increíblemente exquisitos. La sommelier nos recomendó un vino que nos encantó. El ambiente es muy ameno y las personas que nos atendieron super atentas. Gracias! ☺️

Estaba todo riquísimo pero solo me voló la cabeza el gazpacho de remolacha. La estilo French toast está muy buena también. Lo demás medio meh

Bonito lugar, buen sevicio. La comida totalmente insípida y totalmente overprice para la experiencia gastronómica que ofrecen.

Producto bien elaborado pero excesivamente caro. Escogimos el Menu de 65€ sin bebidas. Consistente en 2 entrantes, un plato principal (escaso) y un postre. Total con vino y agua: 244€ A nuestro juicio: abusivo

maravilla de productos y profesionalidad en los platos, gran Pellicer

Fue una cena muy correcta, todo muy bueno y de calidad. El servicio fue bueno, aunque a lo mejor esperábamos que en el aspecto del vino fueran más cursos y nos sirvieran ellos (sólo como aspecto para mejorar). Hicimos el menú omnívoro, muy muy correcto con platos sorprendentes y con sabor. A lo mejor, después del menú (que es bastante amplio en cuánto a número de platos), añadiría otro postre (sirven uno, buenísimo por cierto).

Luego de leer varias reseñas controvertidas, decidí ir igualmente para tener mi propia opinión. Siguiendo la sugerencia de muchos, optamos por sentarnos en la barra. Pésima elección a mi criterio, ningún beneficio en esto; hubiera preferido una mesa tranquilos, y capaz así haber evitado ver el desgano con el que terminan de preparar la comida, y que la mitad de nuestra cena sea ver como limpian mientras comemos, y que nos rocíen producto de limpieza en la barra mientras la friegan a la vez que nos traen los platos, cosa bastante desagradable. Cabe destacar que la reserva fue 21:30, y que el ritmo de los platos lo ponen ellos. Tampoco cambian cubiertos entre plato y plato, cuando la clave precisamente de un menú degustación con pocos ingredientes, radica en la sutileza de los sabores, y que se mezclen por evitar lavar un cubierto en un restaurante con pretención de ser michelin, no le encuentro mucho sentido. La comida estuvo bien, pero realmente todo el contexto opaca mucho la experiencia, sin hacer mención del precio sumamente elevado, que hubiera pagado con bastante más gusto si el servicio y los detalles hubieran estado a la altura.