Fui a Tribeca por recomendación de un amigo local. La comida era realmente muy buena y el vino tenía un buen precio en comparación con otros lugares. Sin embargo, el servicio y el ambiente en general me parecieron un poco decepcionantes, lo que le restó valor a la experiencia.
Ann
.
01 Septiembre 2025
8,0
¡Una bienvenida fantástica y una cena excepcional! ¡Muy recomendable! Los camareros son súper amables, profesionales y serviciales. ¡Un auténtico descubrimiento para los sentidos! ¡Muchas gracias! ☺️
Walid Amorri
.
04 Agosto 2025
10,0
Excelente.
Se portaron de maravilla.
La comida, el vino.
Gracias.
Reserven. Vale la pena. 🤤
Felipe Constaín
.
01 Agosto 2025
10,0
Local muy elegante y comida muy elaborada. Buen sitio para celebrar ocasiones especiales
Rodrigo García
.
27 Julio 2025
10,0
¡Definitivamente está en la lista de los mejores restaurantes en los que he estado!
Monique Dias Tardioli
.
07 Julio 2025
10,0
Tribeca ocupa un lugar indiscutible en el olimpo de los escasos —pero exquisitos— restaurantes de mesa y mantel de Sevilla. Su propuesta se sustenta en una filosofía clara: producto excepcional y cocina de autor, con elaboraciones precisas que reflejan el talento de su reconocido cocinero. El compromiso con la calidad se nota desde la primera copa hasta el último bocado, empezando por una selección de materia prima que marca la diferencia.
En esta ocasión, tuvimos la oportunidad de disfrutar de un menú maridado con vinos de Bodegas Barbadillo, que hilaba un relato gastronómico entre el litoral andaluz y Sevilla. Comenzamos con unas entradas como tortilla de patatas, unas papas de Sanlúcar con melva y un aliño de chipirones lleno de matices, seguidas de unas tortillitas de camarones imprescindibles, todas ellas armonizadas con Manzanilla Solear, la mejor por su cuna.
El siguiente paso fue un vino de pago Alba Balbaína, que acompañó unos garbanzos con langostinos de sabor profundo y textura impecable. Le siguió una raya en amarillo, plato delicado y sabroso que contrastó con un sorprendente Quadis, vino de la tierra de Cádiz que compite de tú a tú con riberas o riojas en su misma crianza.
Como cierre perfecto, un tocino de cielo que rinde homenaje a Sanlúcar —origen tanto del vino como del postre—, ejecutado con la intensidad y equilibrio que exige un clásico regado con Eva Cream.
Tribeca es el restaurante que da nombre del grupo formado por Cañabota y su barra, Salmedina, Zurbarán, y representa una cocina que pone a Sevilla en lo más alto del mapa gastronómico nacional. Una experiencia para repetir, con los sentidos bien atentos.
Alvaro Alés Ojeda
.
28 Junio 2025
10,0
Hemos estado encantadísimos! Súper buen ambiente, comida espectacular. Volveremos sin lugar a dudas. Dejo algunas fotos pero comimos mucho más.
Estela Palmero Olmo
.
27 Junio 2025
10,0
Un clásico espectacular super recomendable, fuera de carta.... manjares
FRANCISCO JAVIER MIRAMBEL
.
04 Junio 2025
10,0
Menú cerrado previamente. El restaurante es muy tranquilo y minimalista. Servicio discreto y muy atento. La comida riquísima. La ensaladilla muy buena, el ajoblanco exquisito y tb los principales. Muy recomendable
EvaHK
.
10 Abril 2025
10,0
Por fin nos decidimos a ir a Tribeca. Fuimos en fin de semana con la intención de probar el menú, pero no lo tienen esos días.
De todas maneras, nuestra experiencia a la carta no pudo ser mejor, con bastantes toques de la cocina francesa, que además está a la vista desde las mesas del salón.
Tres aperitivos riquísimos para abrir el apetito cortesía de la casa y luego compartimos unas ostras enormes de gran calidad Guillardeau nº2 y un tartar de langostinos con wasabi rallado en mesa que no tiene nada que ver con el habitual procesado.
También probamos el fuera de carta con las vieiras con caviar y espárragos frescos; qué rico.
Como principales, no nos pudimos resistir a las mollejas glaseadas con pak choi y también al magret de pato con remolacha y endivia. Como digo, cocina francesa espléndidamente elaborada.
El maridaje fue con La Nevera Blanco de Rioja, con cuerpo, y de postre, compartimos la roca de avellanas con trufa laminada generosamente en la misma mesa y helado de cerveza negra, otro gran descubrimiento.