Restaurante Racó de l'abat en Tarragona

Estuvimos mi familia y yo el sabado comiendo en este Restaurante, no conociamos la zona, somos de Cantabria y mirando las reseñas tan buenas que vimos por internet nos decidimos a ir, y no pudimos elegir mejor, la atención fue de 10. Su dueño nos dió muchas explicaciones de la carta que tenian y estuvo todo genial, muy bien cocinado y muy bien presentado. Se gano el cariño de nuestra nieta. Muchas gracias por todo. Esta ubicado al lado de la catedral.

Fuimos a comer un sábado a mediodía y conseguimos mesa rápido. Eso sí, el restaurante estaba un poco lleno y tardaban mucho en atendernos. El restaurante es familiar y se nota en el trato, son muy agradables. Ubicado en muy buena zona. Pedimos el menú de fin de semana 35€/p. Los entrantes muy ricos, decepción del bistec al ser un filete normal de ternera y muy recomendado el brownie casero de postre.

Comida casera y muy buena atención

¡Hemos comido muy bien! Cocina de cazuela, platos tradicionales de producto local y de proximidad. La comida es buenísima y se nota que hay pasión detrás de cada plato. El dueño te cuenta los platos del día con mucho cariño, y todo el personal es muy amable y atento. Un sitio donde se come como en casa. ¡Muy recomendable!

Casero familiar muy buena sensación resumido espectacular y volveré

Comida exquisita, atención excelente y un lugar precioso para repetir

Muy bien ubicado, ofrece un muy buen producto y un buen trato. Comida casera

Un lugar precioso y con mucho encanto. Julio padre y Julio hijo muy atentos y profesionales. La comida muy casera y tradicional. Tras los cafés, nos acompañaron a ver los antiguos muros romanos del interior. Muy recomendable

El Racó de Labat ha sido una auténtica sorpresa. Ubicado justo al lado de la Catedral, el entorno ya es espectacular, pero lo que realmente lo convierte en una experiencia única es todo lo demás: el servicio, la comida y el ambiente. El trato fue excelente desde el primer momento: cercano, muy profesional y con unos camareros amabilísimos que te hacen sentir como en casa. El espacio es cómodo, acogedor y con unas vistas preciosas. De primero compartimos unos fideos rocejados con calamares y marisco que estaban espectaculares —superaron con creces mis expectativas. También probamos la baldana tortosina, una delicia difícil de olvidar. Y no puedo dejar de mencionar los postres caseros de Eugenia, que son otro nivel. El tiramisú, el cheesecake y el pastel de crema catalana fueron el broche perfecto para una comida redonda. Se nota el cariño y el detalle en cada plato. Sin duda, un sitio al que volveré siempre que pase por Tarragona. ¡Muy recomendable!

Excelente!! 100% recomendado :) la comida deliciosa, lugar interesante, negocio familiar y personal super amable <3 definitivamente volvería otra vez!!