Restaurante Ñan Ñan en Las Torres de Cotillas

Me comí un bocata que no me acuerdo como se llama pero llevaba (pulled pork) como lo llamáis ahora y te garantizo que estaba de vicio,unas patatas de la casa que prfffff qué ricas,ya he ido muchas veces,porque además son atentos y simpáticos,estuve molestando con mi presencia la trayectoria de los camareros(cosa que yo intentaba evitar) y nadie me fulminó con la mirada jajaja

Llevo años comiendo en este sitio y es espectacular pero desde hace un mes aproximadamente la pizza carbonara ya no sabe igual, no lleva los mismos ingredientes. Por favor volved a hacerla como antes!

Todos los fin de semana, muy lleno. Personal amables, precios muy buenos.

El mejor sitio para comerte una buena pizza

Un camarero joven un máquina muy atento y con mucha tranquilidad para aguantar al personal, más gente así 💪🏼

Hace poco tuve la suerte de visitar el restaurante Ñamñam, y tengo que decir que mi experiencia fue sencillamente excepcional. Desde el primer momento en que entré, el ambiente acogedor y la energía vibrante del lugar ya me habían conquistado, pero lo que realmente marcó la diferencia fue el trato y profesionalismo de Pepe, un joven camarero moreno con perilla que merece, sin lugar a dudas, todo el reconocimiento que pueda recibir. Pepe no es solo un camarero; es el alma del lugar. Desde que se acercó a nuestra mesa con una sonrisa genuina y una actitud absolutamente encantadora, supimos que estábamos en buenas manos. Se encargó de explicarnos con paciencia y detalle las especialidades del restaurante, especialmente las pizzas, que son claramente el plato estrella de Ñamñam. Su conocimiento del menú y sus recomendaciones fueron precisas y acertadas. Se nota que no solo hace su trabajo, sino que lo vive con pasión y entusiasmo. Nos dejamos guiar por sus sugerencias y pedimos un par de pizzas, que llegaron a la mesa en el punto perfecto de cocción. Aquí es donde el talento del equipo de cocina y la atención impecable de Pepe se unieron para regalarnos una experiencia gastronómica inolvidable. Las pizzas eran espectaculares: masa crujiente por fuera y suave por dentro, con ingredientes frescos y perfectamente equilibrados. Pero, sinceramente, la comida, por excelente que fuera, no hubiera brillado tanto sin la dedicación y profesionalismo de Pepe. Lo que más me impresionó fue cómo Pepe hizo que cada cliente se sintiera especial. A pesar de que el restaurante estaba bastante lleno, nunca perdió esa calidez y atención al detalle. Fue eficiente sin dejar de ser cercano, atento sin resultar invasivo. Es evidente que tiene un don natural para conectar con las personas y hacerlas sentir cómodas, algo que es cada vez más raro en el mundo de la hostelería. Pepe incluso tuvo detalles que marcaron la diferencia, como preguntarnos si había alguna preferencia especial o intolerancia alimentaria, recomendarnos un postre que terminó siendo la guinda perfecta de la velada, y despedirnos con una sonrisa que hacía imposible no querer regresar. En todos los restaurantes que he visitado a lo largo de los años, nunca había encontrado a alguien tan entregado a su trabajo como Pepe. Es el tipo de profesional que eleva la calidad de un restaurante por sí solo, y puedo decir sin exagerar que su servicio fue el mejor que he recibido en cualquier lugar. Si Ñamñam ya es una joya por sus pizzas deliciosas y su atmósfera encantadora, Pepe es, sin duda, la razón por la que querrás regresar una y otra vez. Gracias, Pepe, por hacer de nuestra cena una experiencia inolvidable. Si estás leyendo esto y te estás planteando visitar Ñamñam, no lo dudes más. Y si tienes la suerte de ser atendido por Pepe, prepárate para disfrutar de un servicio de cinco estrellas. ¡Volveremos muy pronto!