Restaurante Mantis en Barcelona

Excelente producto cocinado delante tuyo con gran maestría. Una fusión de la cocina mediterránea con su toque asiático que es una auténtica delicia.

Gran espacio. Calidad. Buenos vinos.

Nos lo habían recomendado y por fin hemos ido a cenar a Mantis. Debo decir que ha superado mis expectativas, hacía tiempo que no comía tan bien. Hemos probado la escudilla y nos ha encantado esta versión diferente, pero manteniendo el sabor tradicional. Todo estaba exquisito, el trinchado, las berenjenas, el calamar relleno, y especialmente la lubina, extraordinaria. El servicio impecable, informal, amable y cercano, en todo momento pendiente de nosotros, pero sin agobiar, como ocurre a veces. Son dos chefs jóvenes que se nota que saben. ¡Sin duda volveremos!

Hacía meses que teníamos ganas de ir a este restaurante y ayer por fin fuimos y pedimos a la carta. Me voy a centrar en dos puntos: comida y servicio. Comida: La comida está muy bien. Hacen una fusión interesante entre cocina catalana y asiática y tienen platos realmente buenos como la berenjena sichuan o el ficanwok. En cambio, otros platos, como la ensaladilla rusa o la raya, nos parecieron más flojos. Aun así, en general es un sitio donde se come muy bien. Servicio: Aquí es donde, al menos ayer, falló más la experiencia. Desde el principio el camarero daba la sensación de estar muy estresado y agobiado. Entiendo perfectamente la presión de la hostelería (hemos trabajado en ello y lo sabemos), pero trasladar ese estrés al cliente no es agradable. Primero nos tomó solo nota de la comida y bastante rato después la de la bebida. Pedimos dos copas de vino y ahí, sinceramente, me dieron ganas de irme: nos sirvió dos vinos diferentes y en una de las copas, al acabarse la botella, dejó literalmente medio dedo de vino y lo dejó así, sin más. En general, todo transmitía caos. Además, hubo una situación bastante incómoda con otra mesa: unos chicos se levantaron y se fueron porque les habían traído la comida y aún no les habían tomado nota de la bebida. Ellos se fueron de forma muy elegante y, aun así, el camarero les respondió fatal. Son cosas que hacen que disfrutes menos de la experiencia, la verdad. Empezaron a llegar los platos y el camarero iba arriba y abajo sin atender bien las mesas. El local no es grande, tendrá unas 6–7 mesas además de la barra, así que no parecía una situación como para ir corriendo de esa manera. Nos estaba poniendo de los nervios. El colmo fue cuando mi pareja, que estaba de cara a la cocina, vio cómo el camarero se limpiaba la cara con la camiseta en medio de la sala. Al final pedimos un agua, el postre y nos fuimos. La verdad es que, si no hubiera sido por el servicio, habría sido una muy buena experiencia.

Restaurante más que recomendable que fusiona magistralmente platos de cocina mediterránea con toques asiáticos o incluso mexicanos, logrando unos sorprendentes contrastes . Cabe destacar la indudable calidad de su materia prima, su alto nivel culinario, así como un servicio diligente y profesional.

Menú degustación top. Lo único "pero" ha sido que la botella de vino nos la han cobrado bastante más cara que el precio que nos habían dicho inicialmente.

Segunda vez que vengo a probar el menú degustación, y una vez más, una experiencia absolutamente excepcional. Cada plato era único, con un toque fresco e interesante. Me cuesta elegir mi favorito, pero por mencionar algunos: los calamares rellenos, el sashimi de calamar, las empanadillas de gambas, los bocaditos de pasta fritos… ¡todo estaba increíble! Y el postre de caramelo salado para terminar fue simplemente perfecto 😍 Por último, el ambiente era genial y la recomendación de vino fue todo un acierto. ¡Muy recomendable! 👌

Bar Mantis es un pequeño restaurante en el Eixample que están haciendo muchos cambios y renovaciones en los últimos meses. Nuestra experiencia (primera) fue muy satisfactoria. El menú degustación nos encantó y el servicio fue de lujo. El ambiente agradable, únicamente destacar que en algunos momentos el ruido es algo demasiado alto.

Fuimos a cenar con un amigo. Pedí una mesa en la barra porque siempre me gusta mirar a los cocineros mientras preparan los platos. Hicimos carta y pedimos, entre otros, una ostra con michelada, el brioche de costilla ibérica, char siu, la berenjena y la codorniz. Lo mejor fue para mí la berenjena. El restaurante mezcla sabores asiáticos, peruanos y mediterráneos. Aunque todo estaba bueno, lo cierto es que me pareció una comida pesada y de sabores muy intensos - demasiado para una cena. Los cocineros muy amables pero los camareros se olvidaron dos veces del agua que habíamos pedido, y luego cuando se lo recordabas actuaban como si fuera normal que llevaras 30 minutos esperando por una botella. Para un sitio que no es tan barato me pareció que esto último desmereció la experiencia, ya que en otros restaurantes con gama de precio parecido (nos gastamos unos 100 euros por persona) el trato es exquisito.

Cena 8 personas viernes noche, buena comida, buen servicio y buena compañía. Sitio recomendable.