Restaurante La Finca en Jaraíz de la Vera

Estaba todo buenísimo pero el cochinillo es espectacular.

Comida, servicio y ambiente estupendos! Lo descubrimos por casualidad y fue todo un acierto. Pedimos menú del día y nos gustaron mucho todos los platos que tomamos. Además fueron muy amables.

Hemos hecjo nuestra boda, este fin de semana pasado, todo de 10, espectacular todo, las vistas preciosas, los salones acogedores a tope de nivel, la comida, inmejorable, jardines, etc...todo, si tienes un evento importante, no te lo pienses, acierto seguro. David encantador, Pilar, lo lleva en los genes, fantasticos. un placer de todo corazon.

Nos casamos el 11 de octubre del 2025 Y no tuvimos duda de el sitio elegido para nuestro evento, Sin duda fue todo espectacular y me quedo sin palabras ..el trato ,la profesionalidad y la tranquilidad q te aportan de 10 Sin duda David el jefe de sala ,es único atento a todo, resolutivo al máximo .. Y que decir de Pilar gerente ,no tenemos palabras para ella es única 😃 .. Sin duda me volvería a casar una y otra vez en el villa xarahiz.graciss x td

Sencillamente, fantástico y con unas vistas uhmmm!

Hubo un plato que me encantó, la berenjena con miso. El resto ni fu ni fa, Tirando a mal. Estuve toda la cena preguntándome el por qué tiene mención Michelin. Ni está tan bien ni el servicio es bueno. El pan es el mismo que me ponen en el catering del trabajo, incomible. El local es bonito. Sobrevalorado.

Hotel y restaurante, muy buen servicio, calidad precio aceptable. Muy buen ambiente tranquilo y cin diversas zonas.

Es sorprendente encontrar un restaurante tan bueno en medio de la nada. Comida española fresca, ligera y deliciosa.

Excelente ambiente y una excelente gastronomía

He probado El menú degustación el cual un viaje sensorial cuidadosamente diseñado, donde cada plato contaba una historia propia y al mismo tiempo dialogaba con el siguiente. Los sabores estaban perfectamente equilibrados: intensidad y sutileza en armonía, técnica impecable y presentaciones que rozaban lo artístico. Destacó la coherencia del recorrido: desde los entrantes frescos y vibrantes hasta los platos principales llenos de profundidad, para cerrar con postres que sorprendían sin empalagar. Cada detalle, hasta el maridaje, estuvo pensado para potenciar la experiencia. Un festín que no solo sacia, sino que emociona. Un claro ejemplo de cómo la alta cocina puede convertirse en poesía comestible.