Restaurante Hostal Colomi en Santa Coloma de Queralt

Me encanta este restaurante, la comida buenísima y de buena calidad y el trato con los clientes inmejorable.

Comida de gran calidad, un lugar muy recomendable.

Muy cálido y amigable, excelente comida sencilla.

Y fuimos ayer martes y como siempre toda la comida perfecta, tanto el menú como la carta, el trato de las hermanas Camps y Pep tan amables, también todo el personal rápido y profesional. ¡Seguro que volvemos !!

Desde que llegamos al Hostal Colomí, la experiencia fue excepcional en todos los sentidos. El ambiente es acogedor, con una decoración encantadora que hace sentir como en casa. El personal es increíblemente amable y atento, siempre dispuesto a hacer que tu visita sea memorable. La comida es simplemente deliciosa. Cada plato está preparado con ingredientes frescos y de alta calidad, lo que se refleja en los sabores intensos y bien equilibrados. La carta ofrece una variedad de opciones que satisfacen todos los gustos, y los postres son un verdadero deleite. Además, el servicio es rápido y eficiente, lo que hace que la experiencia sea aún más placentera. La relación calidad-precio es inmejorable, y se nota que en Hostal Colomí se cuidan todos los detalles para ofrecer una experiencia única. Sin duda, este lugar se ha ganado un espacio especial en mi corazón, y cada vez que tenga la oportunidad, volveré con gusto. ¡Totalmente recomendable!

Hemos comido varias veces allí con amigos al acabar la caminata. Un restaurante como los de antes de mantel y sevilletas de tela. Trato exquisito y comida típica catalana, bien hecha

Los platos magníficos…producto de la tierra con un ambiente familiar con un servicio exquisito. Las Señoras Camps y Pep es una familia que se nota su dedicación.

Segunda vez que voy y segunda vez que lo valoró con la máxima puntuación. Cabeza y pata con mejillas buenísimo.

Después de comer muchas veces en este restaurante único, finalmente pedí su ‘escudella i carn d’olla’. Estaba delicioso, excelentemente cocinado. Este restaurante de gestión familiar ofrece comida catalana de calidad, una verdadera experiencia. Mantiene la esencia completa.

Lo primero que te das cuenta cuando llegas a este restaurante es que, a pesar de tener una gran cantidad de mesas, está lleno y tendrás que esperar turno. Cuando ya dispones de la mesa te encuentras, de entrada, con dos porrones de vino (blanco y negro) una botella de aceite de oliva, de vidrio, y un pequeño recipiente con sal. El menú diario (22 euros) es bastante amplio y de excelente calidad. El servicio es familiar, próximo y super eficiente. Vale la pena destacar este aspecto, ya que no es habitual encontrar un restaurante con tantos clientes y que con un personal tan limitado sean capaces de atender tan bien y tan rápido. El local en si es no tiene nada destacable, a no ser una brasa, con fuego permanente, que le da calidez y sabor al producto y a la sala. El éxito de este restaurant no es casual, es extremadamente meritorio y un ejemplo para un servicio de sala que, en general, cada vez resulta ser más deficiente. Un saludo a las hermanas Camps por su atención y amabilidad.