Restaurante Guadalupe en Guadalupe

Buen sitio para comer en Guadalupe

Espectacular. No se si es mejor el trato y la profesionalidad o la comida y la relación calidad precio. Recomendable 100%

Los camareros muy profesionales, te aconsejan muy bien. Pedimos caldereta extremeña de cordero y estaba buenísima. Para repetir

EXCELENTE RESTAURANTE! BUEN AMBIENTE Y COMIDA CALIDAD- PRECIO DE 10 . Pedí Menú del día, de primero una ensalada mixta con la que casi que está comido porque viene súper completa y abundante; de segundo secreto con reducción al Pedro Ximenez, acompañado de patatas caseras y ensalada; y de postre arroz con leche casero. Todo ello con bebida (agua, refresco, vino, cerveza) y pan incluido. Además al inicio te ponen una tapa con productos típicos de la zona (queso, patatera y una croqueta de cocido) y al final un chupito de mora que ellos mismos elaboran (te ponen una botellita en la mesa para que te sirvas lo que quieras) y que está delicioso. Todo ello por un precio de 14,90€. Además la simpatía y amabilidad del personal, muy pendiente y atento a los clientes, sobretodo de la camarera, que había una señora que no le gustaba uno de los ingredientes de su plato y le ofreció varias opciones para que estuviera de su agrado. Volvería a repetir sin duda!

Todo muy rico, el trato excelente, tiene un Patio precioso.

Sitio agradable, buen trato, rápidos en servir, pedimos el menú del día de precio 14,90 euros, te ponen un entrante gratuito, el menú es muy abundante y comida casera, después del postre te ofrecen de cortesía un licor de moras muy rico. Nos gustó muchísimo, sin duda un lugar donde repetir

Llegamos al Monasterio de Guadalupe en Caceres para ver un bonita ciudad, trufada de cultura, barrios y calles con encanto y visitar la basílica y tal vez el monasterio y el parador. No pudo ser este último al estar en obras, pero el monasterio si se podía ver, pero nos contestamos con verlo por fuera, mientras callejeabamos por los alrededores, todo lleno de tiendas de pimentón de la vera a muy variados precios. Yo no pagaría más de 2€ por lata. Todas las calles que desembocan en la basílica y al monasterio plagadas de restaurantes, muchos con terrazota, donde el aperitivo inexcusable son las morcillas de acelgas y las patatas al pimentón con torreznos dorados. Un ambiente muy festivo y agradable hasta que, en nombre de no se que fiesta, se llenó la plaza y las calles aledañas de decenas de enormes caballos y jinetes, algunos de ellos niños pequeño amenazando irse al suelo. Y claro está, los caballos, pobres de ellos, dejando su reguero biológico. Por cierto que me gustan todos los animales y los caballos ocupan un lugar especial. Con esto vengo a decir que buena parte del encanto de la ciudad quedó maltrecho y menguado. Como fuera que llegaba la hora de comer, hicimos algunos ensayos de reservar, dejándonos llevar por nuestros ojos y narices, y ciertamente apoyados por las puntuaciones de maps, claro, jajaja. Conseguimos reservar en uno que nos daba hora a las 15. Seguimos y justo delante de nosotros (4 amigos) alguien encontró otro restaurante que nos convenció más, tal vez porque en un primer momento nos fiaba la comida para 1 hora y momentos después nos7 anunciaba que estaría lista nuestra mesa en 2 minutos. Un milagro y una sorpresa que 15 minutos después se hizo cierta. Nos acomodamos en nuestra mesa de la mano des este jefe-maitre dinámico, parlanchin y con un creciente parecido al actor Alfredo Landa, o tal vez yo alucinaba. Tras 10 minutos de espera, estaba bastante lleno, nos tomó la comanda el propio "Landa", que acabó siendo un entrante de Puré de patatas con pimentón y torreznos. Delicioso. No faltaron las morcillas de acelgas para compartir, que estaban buenas pero picaban más de la cuenta, cosa que solo me dejó probarlas un bocaditos, para holganza de mis compañeros. Yo pedí bacalao con tomate adornado con algunas especias, que no pasarán a la gloria gastronómicas, al ser un lomito de Bacalo (pequeñio) y descongelado. Ellos todos pidieron chuletillas lechales con patatas naturales muy bien fritas. Todo estaba siendo muy agradable y sabroso, sobre todo los aperitivos, hasta que el Señor Landa se permitió, a la par que escurria los 3 platos chuletillas en la mesa, susurrar en nuestras pudendas orejitas, el típico exabrupto político fuera de lugar, suponiendo que alguno de nosotros o todos comulgabamos con los que a él arrebataban y subyugaban. Desartunado comentario que no malogró la interesante comida, máxime gracias a la mocetona camarera de pelo azabache, que nos servia y hacia de nuestro buen adalid para ir apagando los aires acondicionados que congelaban el local, con la peregrina idea, que expreso a voz en grito, de que esta trabajando y pasaba mucho calor. No se que hubiera sido de nosotros si la mocetona no hubiera apagando los torturadores refrigeradores de techo, que a buen seguro habrian sido capaces de congelar el mismísimo infierno, jajaja. El postre variado y muy bueno. En resumen comimos bien y disfrutamos de un ambiente jovial, donde nos percatamos que no sería buena idea exponer idea personales que contradicen a Landa y sus amigos que eran bastantes, a juzgar de la abundancia de pulseritas coloreadas.

Espectacular sitio, donde desde la entrada hasta el comedor todo es amabilidad y muuuuucha calma.... esa calma que desprenden sus empleados y tanto hace falta a los clientes.... de entrada unas cervecitas y un aperitivo de la casa, para terminar de comer con un licor de la casa que está buenísimo..... gracias y para repetir cada vez que se visite vuestra localidad GUADALUPE....

Fuimos sin reserva, el señor que anotaba las mesas, el de camisa blanca, nos dijo que no había sitio que en todo caso a esperar, nos tomamos unas cañas en la barra y el camero que llevaba el patio, nos dijo que podíamos comer allí, eso hicimos, pedimos las croquetas de bacalao, bastante ricas, caldereta y solomillo, personalmente me pareció un poco fuerte de sabor la caldereta, lo demás incluida la atención bastante buena. Para comer algo normal en la zona está bien, aunque si vais con tiempo podéis considerar otros sitios.

Sitio espectacular, la comida de 10 y el trato genial, nos trataron muy bien todos muy profesionales, guardado para volver.