Restaurante Ermita de Brugues en Gavà

Es la segunda vez que voy me encanta se come muy bien , el servicio muy amables el sitio me gusta .

Buen restaurante de carnes a la brasa e ideal para grupos. Paraje precioso.rodeado de naturaleza.

Restaurante, al lado ermita. Bonito lugar para visitar y comer allí. Comida correcta. Calçotada y brasas y comida mediterránea. Buena atención, mejor no ir con prisa.

Fuimos un grupo a hacer menú de calçotada. Alcachofas, ajo y aceite y calçots perfectos, la salsa insipida, muy clarita, flojita y te ponen una plata pequeña para compartir entre dos personas, nunca lo había visto. La parrillada mal distribuida entre comensales y QUEMADA piezas enteras, no se podían comer. Los cocineros hacen demasiado la carne, una pena. tanto, un aprobado justito. El sitio esta bien

El sitio es muy bonito y acogedor, sobre todo el comedor de abajo. Unas vistas espectaculares. La comida esta muy rica y calidad precio rasonable. El lugar esta limpio. Buena atencion del servicio, rapidos y muy atentos sobre todo la camarera que nos atendio , cristina, muy simpatica y pendiente de todo lo que necesitabamos. Muy buen sitio para ir, recomendado.

Excelente restaurante. Excelente comida. Excelente servicio. Precios honestos.

Buen trato por parte del personal, Comida muy bien elaborada y de calidad. Precio justo y asequible. Lo recomiendo.

Un clásico de Begues, con brasa y productos de temporada. ¡Ahora calçots!

Me invitó mi hermana Yolanda a comer en este restaurante, tiene unas vistas maravillosas, y al lado está La Ermita de Bruguers, empezamos pidiendo 7 croquetas de PotaBlava que iban acompañadas con alioli de manzana, yo me comí unos canelones que estaban riquísimos, un entrecot con champi que no hacia falta cortarlo, porque se deshacía al tacto del cuchillo; estaba espectacular, una rebanada de pan con alioli y una crema catalana, mi sobrina Andrea me ofreció una trufa casera que estaba deliciosa. El parking es gratuito, un buen detalle. El salón estaba decorado con mucho buen gusto, desde las mesas, las sillas, las lámparas y dos espejos que me encantaron, hasta los servicios que eran espaciosos y al salir tenía una ligera bajada imperceptible. El servicio fue profesional en todo momento, le pedimos a una camarera que nos echase una foto a todos los comensales, y no tuvo inconveniente alguno de hacerla, yo compartí unas palabras con el camarero Joan, y me dijo que próximamente sacarían una croqueta nueva de calcot. El precio estaba en consonancia con los productos ingeridos. Fue una experiencia inolvidable en todos los sentidos: ir en familia en estas fechas tan entrañables, el sitio, yo me lo pasé de maravilla.

El sitio tiene mucho encanto, la comida está buena, pero en mi opinión la calçotada se queda corta: lo normal es que tengas calçots prácticamente sin límite, pero aquí estaban contados por comensal y eso nos decepcionó mucho. Al comentarlo al camarero, parecía que nos perdonaba la vida. Quizás de menú sea mejor.