El Raitan, España en Oviedo

Un lugar de 10. Comida espectacular y camareros muy atentos y majos. Además muy céntrico. Es obligatorio pasarse si estás en Oviedo. No es la primera persona que escucha maravillas de este sitio.

Restaurante muy bien ubicado. El camarero Luis es muy amable. Nos dieron mesa incluso sin reserva en el día de la madre. Volveré sin duda, ya que tiene comida típica y muy sabrosa.

Sitio espectacular. Nos atendieron sin reserva el día de la Madre. El camarero muy majo y agradable. La comida muy sabrosa. Completamente recomendable. Repetiría sin dudar.

Cenamos en el mejor restaurante que hemos conocido, Miguelo su propietario es un genio!!

Todo muy bueno y el trato de maravilla, soy de Albacete y me encantó. Lo recomiendo.

Nos lo pasamos genial, la comida, de diez y el servicio, una pasada.

Ojo, va Narración. El Raitán, restaurante poco mítico de Oviedo que desde 1983 nos lleva ofreciendo su carta. Vivo al lado y he pasado por delante un millón de veces, mirando de reojo con ganas de que un día mi tiempo libre me llevase por ahí, y que me acordase. Bien, pues ya ha ocurrido, y nuestra experiencia no ha podido ser más agradable. Un Vermut en pareja para disfrutar de un Domingo muy Asturiano, que no se sabía si iba a hacer sol o iba a ponerse a llover, acabó con un buen par de recuerdos y muy buen sabor de boca. Nos sentamos en la terraza, abarrotada como es costumbre, a tomarnos un Vermut y pensar si cocinar en casa o darnos el gusto. Dudas aclaradas, preguntamos si podíamos comer 2, y el Camarero (Luis) muy amablemente nos indicó que nos cambiáramos de mesa en la terraza para estar mas cómodos y mas a cubierto (iba a llover). Una buena botella de Ribera Duero, pan y una tablita de Croquetas con Langostinos y otras con Jamón que no nos dejaron indiferentes en absoluto, riquísimas. Llegó el chispeo, no nos importó, pero Luis al rescate, nos dijo que cogiéramos las chaquetas mientras agarraba la mesa y la ponía debajo de un saliente de la fachada para evitar mojarnos. Copas encima y demás, no se movieron ni las servilletas al levantarla con todo encima y reubicarla. Una vez situados de nuevo, nos llegan los segundos, un Chuletón maravilloso poco hecho con patatas y unos escalopines con patatas y salsas de boletus y de cabrales en tarrinas a parte que aprovechamos todo lo que pudimos y aun sobró. Yo soy de disfrutar las cosas que me gustan, por lo que en algunos momentos me lo tomo con calma, y Luis, alerta, vino y dijo: _ ¿Qué pasa?. _ Todo bien todo bien_ le respondí. _Me gusta comer despacio lo que disfruto. Ha sido un punto de atención sobresaliente al verme parado con los cubiertos en el plato hablando con mi pareja y disfrutando del momento, pensando él todo lo contrario. Sin ser suficiente, nos vio sufriendo con la lluvia, esta vez un poco más intensa, y agarro la mesa sin darnos opción a no querer molestarlo de nuevo, y la puso debajo del toldo para finalmente escaparnos de toda efecto meteorológica posterior. Conversamos con Luis un rato entre tarea y tarea (no para quieto por prescripción médica) mientras nos traía los cafés, los chupitos y una Torrija de Brioche de postre que te transportan a la infancia. Salimos de allí tan contentos y llenos de estomago y corazón que nos fuimos en dirección contraria a la que queríamos irnos realmente. Nos encantó. La próxima vez nos arriesgaremos más con su cocina, dado que fuimos muy conservadores en nuestra primera visita. Como Fotógrafo especializado en Gastronomía he pisado muchos restaurantes, y solo he visto este desparpajo y calidez en su personal en 2 ocasiones. Gracias Luis (en especial) y Emil por vuestra atención, y gracias cocina por habernos servido, aunque platos comunes, deliciosos. Nos volveremos a ver.

Excelente comida, servicio, ambiente. La terraza increible... Nos toco un sitio que la mitad era con sol y en Sombra, nos permitio disfrutar para ambos gustos. Aca se creo El cachopo por primera vez.... Delicioso, igual que la fabada. Para dos personas esta ideal para compartir ambos platos

Volver al Raitán, me ha encantado. Muy recomendable por todo: su comida, personal amable y atento, local muy acogedor por su decoración, parece que estás en el interior de una casa antigua asturiana, postre riquísimo...Así que está en mi lista de preferidos.

Restaurante en pleno centro,con una ambientación muy agradable. Pedimos de primero unas anchoas del cantábrico y una tortilla de merluza y de segundo pierna de cordero lechal.Todo muy bueno. De postre tarta de queso,buena también. Pan muy bueno.Café mejorable. Salimos por 40€ por persona con dos botellas de vino de 20€ cada una ( 6 personas). El servicio amable y eficiente. Restaurante muy aconsejable