Restaurante Casa Varela en L'Hospitalet de Llobregat

Hemos pasado el último mes viajando de Roma a Austria, luego a Francia y finalmente a Barcelona por unos días antes de volver a California. Hemos comido en restaurantes estupendos en este viaje, pero este fue, sin duda, el mejor. Sin duda, fue uno de los mejores filetes que he probado en mi vida. Y he comido filetes que costaban cuatro veces más. El falso nigiri estaba increíble y todo lo que pedimos estaba entre genial y espectacular. El servicio fue amable, pero nada pretencioso. No tenía ninguna expectativa y me quedé completamente impresionado.

Un ambiente tranquilo donde se puede hablar sin demasiado ruido, servicio eficiente y comer buenísimo. Qué descubrimiento el steak tartar con anguila ahumada y helado de mostaza. ¡¡Una explosión de sabores!!!

Impresionante!!!!!es la segunda vez que voy,pero esta vez quise probar algunas cosas distintas,no comi,deguste,flipe!!!!!el panidori de guacamole ,las croquetas de pollo a la catalana ,el croissant con mantequilla ahumada y caviar,la varelita de steak tartar,el tartar de carabineros con ceviche de mango,el canelon de carrillera con salsa de gorgonzola y unos postres tremendos,sobretodo la espuma de maracuya y melocotón con yuzu y helado de coco,bestial!!!!! y la tarta de queso de tiramisu con helado de avellana.Alguno podría decir que los precios son caros pero vista la experiencia, se merece pagar por disfrutar. Hasta pronto.

Muy buen servicio, ambiente y productos como el carabinero muy fresco,para repetir

Casa Varela – Donde el arroz alcanza su máxima expresión Hay restaurantes que se recuerdan por el ambiente, otros por el servicio, y unos pocos, privilegiados, por un plato que permanece en la memoria durante años. Casa Varela pertenece a esta última categoría. Hace más de una década probé aquí uno de los mejores arroces que he comido en mi vida: un arroz con carabineros cuyo coral era cuidadosamente extraído por Toni el actual propietario y mezclado con el arroz, elevando su sabor a un nivel casi místico. Aquella experiencia se me quedó grabada, y hoy, al volver, confirmo que no fue un simple golpe de suerte culinaria, sino la expresión de un dominio técnico y un respeto absoluto por el producto que siguen vigentes. El local ha evolucionado, con un interiorismo renovado que combina madera, piedra y luz cálida, creando un espacio acogedor y elegante a la vez. A pesar del calor asfixiante del verano barcelonés, en el interior se respiraba una temperatura agradable, perfecta para disfrutar sin distracciones de cada plato. Comenzamos con una ensalada de tomate y ventresca de atún con helado de albahaca, un entrante que por sí solo justificaría la visita. La calidad del tomate, carnoso y dulce; la ventresca, untuosa y perfectamente limpia; y ese helado de albahaca, que aportaba frescor, aroma y un punto de sorpresa absolutamente brillante. Un plato para comerse un kilo de pan, que, dicho sea de paso, estaba impresionante. El arroz, una vez más, rozó la perfección. Grano ligado con el coral del carabinero, punto exacto, intensidad pura de mar y el cuerpo del carabinero en increíble punto. Es, sin duda, uno de los mejores arroces que se pueden comer hoy en Barcelona y posiblemente en España. El servicio merece también su lugar en esta reseña: profesional, atento y cálido, de los que te hacen sentir que vuelves a casa, pero a una casa donde siempre hay algo nuevo que descubrir. Volveremos, sin duda. Por su cocina, por su equipo, y por ese arroz que confirma que Casa Varela no es un restaurante más, sino un lugar que entiende lo que significa emocionar a través de la gastronomía. Muchas gracias Toni

Excelente calidad y carta sugerente

Espectacular comida, todo perfecto.

¡Absolutamente increíble! No es el más barato, pero cada plato vale lo que cuesta. ¡Lo recomiendo!

Ha sido una experiencia maravillosa. Fuimos para cenar. Nos recomendaron los platos y cogimos todo para compartir. 4 entrantes, un arroz para 2 que compartimos entre 6 y para acabar un chuleton brutal. De los 4 entrantes el que más me gustó fue el falso nigiri que estaba hecho de ajo negro, atún y jamón, estaba brutal. Luego nos trajeron un arroz de butifarra que entraba solo y para acabar el chuleton más increíble de mi vida y luego la guinda del pastel fueron los postres. La atención recibida no podría haber sido mejor por mi parte. Una experiencia de 10. Volveremos seguro

Hicimos una comida en familia y muy buena experiencia, una de esas joyas gastronómicas ocultas de barrio y periferia de Barcelona, el trato genial, muy bien ambiente, lo recomiendo seguro