Restaurante Casa Alta en Tomares

Estuvimos en Casa Alta y la experiencia no pudo ser mejor. El lugar es precioso: acogedor, con muy buen gusto y un estilo que invita a quedarse. Probamos la presa, en su punto y llena de sabor, y una ensalada de burrata que fue de lo mejor de la comida: fresca, equilibrada y realmente deliciosa. Los postres también estuvieron a la altura, todos muy ricos. Pero lo que marcó la diferencia fue el servicio de Ángel. Atento sin agobiar, amable, profesional y con una cercanía que hace que te sientas cuidada en todo momento. Debemos nombrar, no menos importante, la atención de Marina. Gracias chicos, volveremos.

La hamburguesa vino sin ningún complemento (solo carne). Cuando se mencionó al camarero, no hubo respuesta. La lubina vino a la hora y media de pedirla y cruda, con demasiado aceite en el arroz frito que lo acompaña (ahí se describe como "wok"). Las papas bravas frías, sosas y sin toque de horno. Esta es nuestra experiencia.... 30€ por cabeza

Me habían hablado bien del sitio, aunque avisó, no es para todos los bolsillos. Pedí mesa para terraza y me sentaron en salón, y los platos tardaron un poco en llegar. La comida correcta, aunque el precio es elevado. El sitio es bonito y único, sobretodo el salón interior.

Muy buena relación calidad precio

Todo riquísimo sobre todo las croquetas y el tataki de atún todo muy bien si quieres pasar una buena velada

La picaña es totalmente recomendable, muy rica y ahumada al grill. La ensaladilla de gambas tiene buen margen de mejora, pelin sosa, langostinos insipidos. Le salva el toque de aceite de oliva, pero no para repetir. Solomillo al whisky es para no repetir, por un lado no estaba limpio por lo que una carne tierna no se podía ni cortar con el cuchillo. Por otro lado la salsa, mas bien es un puré, es un mazacote de ajos triturados que solo sabe a ajo y donde el whisky no está. Ese mazacote estuvo repitiendose toda la noche, y eso que ya al primer bocado separamos el solomillo de la salsa pero ni por esas. Aun recuerdo el Casa Alta con su Flamenquín de arroz pero esa calidad ha quedado para el recuerdo y la carta y cocina ha perdido muchos puntos. El servicio muy amable, aunque dejar los platos puestos en la terraza al aire libre con suelo de albero y poca rotación de mesas, es para replanteárselo, porque evidentemente van a estar sucios.

Todo bastante bien , comimos varios platos , croquetas de jamón , flor de alcachofas, boquerón gigante, hamburguesa , costilla ibérica perfecto, el canelón de ternera para mi gusto la salsa no estaba bien conseguida , lo peor la chuleta de vaca de 50 días no cumplía ni de lejos y encima pasada de punto 65€ que ni de 30 , los postres de torrija y tarta de chocolate correctos , pero en conjunto una buena experiencia

Lugar agradable , buena terraza para el verano .

Comida en una terraza de tierra si se llega a levantar aíre tenemos que irnos por la tierra muchas colillas en el suelo de no barrer 🧹

Gracias por crear este espacio… de emoción y sabor. Hay personas que somos público fiel y fijo por algo en concreto, y esta es la esencia de Casa Alta