28/06/2025: Comida y servicio increíbles. Eviten la trampa para turistas del local de al lado. Solicitan comida agresivamente y, después de leer reseñas, descubrí que usan tácticas de estafa poco fiables.
26/06/2025: Hay restaurantes que uno recuerda por la comida, y otros, lamentablemente, por el servicio. Este fue, sin duda, el segundo.
Llegamos en familia numerosa, una mezcla de adultos y niños. Al entrar, nos encontramos con una camarera que, en lugar de detenerse a saludarnos o guiarnos, pasó de largo sin siquiera mirarnos. Abandonados a nuestra suerte, nos acercamos al mostrador, donde el hombre que estaba allí parecía igualmente indiferente a la presencia de clientes. Solo después de interrumpir deliberadamente la tarea que lo ocupaba por completo, recibimos una breve instrucción: «Siéntense afuera, alguien los atenderá».
El parque al otro lado de la calle creaba un ambiente agradable. Sin embargo, el personal del restaurante hizo todo lo posible por amargarnos el momento. Después de más de quince minutos de ser completamente ignorados, nos dimos por vencidos y volvimos adentro para pedir. En retrospectiva, deberíamos habernos ido en ese mismo instante.
La comida llegó en tandas torpes y escalonadas, servida por un camarero que ya habíamos visto en la cocina: un hombre cuyo aspecto desaliñado y comportamiento aturdido evocaba comparaciones inmediatas con Shaggy de Scooby-Doo, aunque sin su encanto. Cabría preguntarse si estaba completamente sobrio, aunque la gerencia parecía indiferente.
En cuanto a la comida: decente, pero completamente olvidable. Me cuesta recordar los detalles de lo que pedimos, un problema que no comparte el recuerdo del pésimo servicio, que permanece vívido.
Se suele decir que la buena comida justifica un mal servicio. No estoy de acuerdo. La hospitalidad es el alma de cualquier experiencia gastronómica, y ninguna vista al parque ni ninguna pizza aceptable pueden compensar a un personal que tan claramente resiente la presencia de sus clientes.
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