Restaurant L'Olivera en Peralada

No esperas un restaurante así en esta zona. Altísima calidad de comida y de servicio. Está todo excelente. Empezando por el servicio, y acabando por el postre y salida. Todo más que recomendable.

Muy buena mesa Cocina muy refinada volveremos

Bonito espacio, comida rica, raciones correctas. Servicio amable. Todo genial! Lo recomiendo

El lugar es muy bonito con una cuidada decoración. La cocina es de calidad, sabrosa y destaca los productos locales. El detalle extra que nos atrajo fue el pequeño concierto durante la cena. El personal fue atento y sonriente. Pasamos un rato agradable.

Amigos míos, me complace informarles: El aperitivo 'Burrata, tomates confitados, espárragos y orejones' es una auténtica obra de arte culinaria. Al principio, la atención se centra en los colores contrastantes: tomates rojos brillantes, delicada burrata blanca, espárragos verdes y albaricoques dorados. Parece que el chef juega hábilmente con la paleta natural, creando un plato visualmente perfecto. Las finas y crujientes virutas de la superficie añaden armonía textural, recordándonos la maestría del chef para jugar con los contrastes. El sabor del snack revela muchos matices: la burrata sorprende por su suavidad cremosa, que complementa suavemente el sabor dulzón de los tomates confitados. Los espárragos aportan frescura y un ligero amargor, destacando el dulzor de los albaricoques, que a su vez añaden un inesperado acento frutal. El plato principal de Filete de Cordero, Crema de Piñones y Zanahorias Baby es una obra maestra que deleita tanto visual como gustativamente. La presentación es impecable. El tierno filete de cordero rosado, cortado en rodajas finas y cubierto con una salsa rica y brillante, se ve absolutamente delicioso. La salsa esponjosa ha sido preparada con meticulosa atención al detalle para realzar los sabores naturales de la carne, resaltando sus sabores profundos y complejos. La emulsión espumosa de crema de piñones crea un sutil contraste de textura, añadiendo ligereza y ligereza al plato. Aporta al plato un refinamiento especial, realzando las notas de nuez y envolviendo la tierna carne. Las zanahorias baby servidas junto con ellas no solo añaden un toque de color, sino que también crean un agradable toque dulce que combina perfectamente con el suave sabor del cordero. En general, el plato es una combinación armoniosa de texturas y sabores, en la que cada ingrediente desempeña su papel en la sinfonía general de sabores. Este plato demuestra claramente el alto nivel de habilidad del chef, que no teme experimentar y tiene un agudo sentido del equilibrio de las sensaciones organolépticas (gustativas). Lo recomiendo sin ninguna duda.

Dos cenas durante nuestra estancia en el hotel con atención muy amable aunque es cierto que se nota la juventud de determinados camareros. El sitio excepcional en verano para disfrutar de la cena en el exterior. La comida muy bien ambos días destacando tanto el tartar de atún como el steak tartar, pero también muy bien la lubina y la ternera. Se nota “buena mano”. Algo menos logrados, a nuestro gusto, los entrantes, tanto la coca con anchoas como el plato de judías verdes. Muy bueno el pan y los aceites de la zona. Carta de vinos amplia, no sólo con vinos de Peralada, y con precios razonables en algunos casos. No pedimos pero tampoco tuvimos atención de sommelier para los vinos. Muy bueno el detalle de los petit fours.

Restaurante agradable y bueno en el que, sin embargo, hay un cierto grado de improvisación, seguramente por la juventud de su personal. Pero eso también tiene su gracia. Es innovador y divertido. Se les puede olvidar un plato, pero da la sensación de que no importa porque ves las ganas de agradar que tienen y se te olvida. Fue una experiencia, si no memorable, si extremadamente fresca y reconfortante. El chef Eduardo y una sommelier in pectore, Mireia, gente estupenda.

Un espacio maravilloso que acompaña una comida elaborada. El personal amabilísimo y destacable por encima del resto. ¡Recomendable!