Restaurant Bell-Lloc en Santa Cristina d'Aro

Espectacular, el servicio impecable la comida muy buena. Felicidades siga así 👏👏

Hoy viaje gastronómico a una de las provincias líderes en este apartado del buen yantar, que no es otra que Girona. En concreto, visitamos la localidad de Santa Cristina d'Aro, nos encontramos a las afueras de dicha población en una antigua masía, de marcado ambiente rústico, que remonta sus orígenes al s. XVII el bellísimo restaurante Bell-Lloc, donde priman sobre todos los productos procedentes de la riquísima y sabrosa gastronomía catalana tradicional. El interior del local también es embriagador, en consonancia con el exterior de la masía. Uno siente que ha retrocedido varios siglos en el tiempo y que se ha convertido en un payés con unas inmensas ganas de trabajar la tierra. Ansias y deseos que también se reflejan en Marc Gascons, el cual es el artífice de toda esta magia. Mago a quien ya le engalana una merecidísima estrella Michelín, gracias a su estupenda labor en su restaurante hermano de Els Tinars. El inicio fue cortesía de la casa. Comienzo de una gran amistad podríamos titular la velada. Se nos obsequió con unos encurtidos de la casa y unas sardinas exquisitas. Mis parabienes y mis felicitaciones por semejante bondad. A continuación, uno de los máximos representantes de gastronomía tradicional catalana: pan tumaca. A destacar que fuimos nosotros mismos los "cocineros" de este plato, dado que ni cortos ni perezosos allí mismo nos pusimos a cortar el tomate y untarlo en un pan payés previamente bien mojado en un contundente aceite de la tierra. Sigamos con los entrantes. Más clásicos en el plato: croquetas de asado hechas en casa. Una única palabra las define: exquisitas. Bechamel fina y sin grumos y un relleno de toda la vida. Carne cocida sabrosa y sin hebras. Bravo. Platos principales, y no abandonamos manjares que no pueden faltar jamás en las mesas de gastronomía catalanas: fideuá con gambas de Palamós y calamar. Ya ven, el producto de cercanía es la base de la filosofía de Bell-Lloc. Sin alardes innovadores, pero con una eficacia total. Nos adentramos ya en el momento de los pescados, los cuales del mismo modo han sido siempre y lo serán, una presencia constante en la gastronomía catalana. Par empezar, Rape pequeño de costa a la plancha con ajo y perejil, acompañado de patatas cocidas. Soberbio. Marchando segundo pescado a la mesa: merluza a la plancha con ajos fritos, patatas panadera y cebolla pochada. Nada que objetar. Cuando la materia prima es de calidad y no se cometen tropelías, el resultado no puede ser otro que de notable para arriba. Lamentablemente, los muy amantes del epílogo dulce tendrán que sufrir un pequeño luto, dado que nuestros colmados estómagos sólo pudieron dar buena cuenta de un único postre. Un clásico más, y bien cumplidor que resulta: flan con helado de vainilla. Superó el trámite, una vez más, sobradamente. Tradición gastronómica, tradición de local ¿dónde? En Bell-Lloc.

Un sitio realmente excepcional que destaca por muchos motivos. Su chimenea crea un ambiente cálido y acogedor que hace que te sientas como en casa desde el primer momento. La comida es simplemente espectacular, con platos cuidadosamente elaborados e ingredientes de calidad que te sorprenden en cada mordisco. Una de las cosas que más me impresionó es la relación calidad-precio, que es difícil encontrar en otros lugares. Aquí no sólo comes bien, sino que lo haces a un precio muy razonable, lo que añade aún mayor valor a la experiencia. Es, sin duda, un lugar que merece la pena visitar, ya sea por una escapada especial o simplemente para disfrutar de una buena comida en un entorno inmejorable. ¡Totalmente recomendable!

¡Comimos de 10! ¡El servicio impecable y muy amable! ¡Gracias!

Una cazuela de bacalao impresionante! Todo muy bueno, un trato super amabl, un ambiente tranquilo y un lugar precioso. Todo genial.

Poca cantidad de comida. Precio-cantidad para mí es muy caro pero muy bueno.

Fuimos a comer y aunque la comida esta bastante bien no nos ofrecieron ni el menu y por ello la cuenta subió demasiado, la relacion calidad precio regular

Restaurante que es un poco caros pero se justifica por la calidad.Servicio muy bueno.Es el segundo restaurante de los dueños de los Tinars

Servicio super amable y deliciosa comida a la parrilla también. La comida típica catalana de grado 1+ fue maravillosa.

Vamos un sabado a comer. Esta en una antigua masía, del s. XVII. El local es excelente, bien decorado, amplio, luminoso. El lugar muy bonito, la comida espectacular, raciones perfectas y buena elaboración. Unos sabores intensos y una calidad en los platos increíble. Solo tienen carta, no es barato pero todo de calidad. Traen aperitivo, aceitunas y coliflor. Pedir pan de coca caliente sucat amb tomate, de vicio. Primero ella ensalada de tomate, ventresca de atún, anchoa, cebolla y olivas, delicioso. Yo gírgoles de castaño a la brasa con picada de almendras, all i julivert, he llorado de tan rico. Paron grande para el segundo plato. Segundo ella pallarda de ternera con all I julivert y patatas fritas caseras, delicioso Yo pies de cerdo a la brasa con pimienta y judias del ganxet, brutal. De postre todoa su pastelería es casera. Ella mousse de requeson con frutos secos garrapiñados, muy bueno. Yo borracho de rom cremat con rovell y chantilly de vainilla, pecado mortal. Mis felicitaciones a todo el equipo y os doy las gracias por hacerme disfrutar tanto de una comida.