09/11/2025: Cena familiar con amigos para ir calentando motores antes de las fiestas navideñas. Esta vez reservamos dentro: el local estaba lleno, pero el espacio entre mesas es más que suficiente y resulta cómodo. Ya está todo decorado de Navidad y se nota el cariño que le pone el dueño, que además nos contó que es un apasionado de este tipo de decoración.
Hicimos una cena de picoteo: ostras, gildas, tortilla de patatas, croquetas (¡dejáos aconsejar por Pris y Tui!), una sartén de patatas y setas con el huevo frito recién hecho, steak tartare y postre. Todo muy rico y bien servido. El equipo, con Juan, Pris, Edi, Fernando, José y otra camarera cuyo nombre no pregunté, de diez: amables, atentos y con mucha paciencia.
El dueño, que no para y se mezcla con el servicio como uno más, nos recomendó pedir vinos por copas. Probamos L’inconcient, Ceramic y una botella del vino propio del restaurante, elaborado junto a la bodega de Bruno Murciano. El vino, que se llama como el restaurante, es curioso: al abrirlo tiene algo de gas, el aroma es suave y frutal, pero en boca resulta ácido y un poco áspero. Lo dejamos respirar y, aunque la acidez seguía ahí, el dueño tomó nota de nuestras impresiones con mucho interés. Se nota que sabe de vino y le apasiona.
En resumen, una noche muy agradable, con un ambiente navideño precioso, buena comida y un equipo que hace que quieras volver.
09/11/2025: En una gran ciudad turística, el temor suele ser encontrar restaurantes bonitos pero de mala calidad, pero aquí no es el caso. Comimos pescado exquisitamente cocinado. Tanto la sepia como el pulpo eran de primera calidad, tiernos y sabrosos. Muy recomendable.