Posada Restaurante EL Venado en Boñar

Muy buen trato y ambiente. Comida casera y el café de puchero,para los que no lo conocían,de 10.Ole !!!

El mejor sitio para comer del mundo en la montaña leonesa. ⛰️ relación calidad precio 10, comida 10, servicio 10, juan impresionante de otro planeta, ✅️

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Fuimos por 1a vez porque habíamos leído muy buenas reseñas. Increíble experiencia, cumplió, incluso superó todas nuestras expectativas. El personal súper amable, el restaurante genial decorado y con la chimenea de leña. La comida brutal, con 1 menú degustación comen más de 2 personas. Mucha cantidad pero buenísimo todo. 100% recomendable!

Todo excelente, comimos un menú y cordero, fue suficiente para 3 personas. Tomamos en gaseosas y 3 postres creo que uno va en el menú y gastamos 52€. El sabor increíble de todos los platos! Mi hija Sra y yo agradecidos!!!

La comida riquísima, es trato cercano y majísimos muy atentos a todo además del sitio que es muy acogedor! Nos encantó, repetiremos pronto

Juan eres un auténtico crack en tu trabajo, no cambies(gracias por no vender la mesa), comida deliciosa y un gran detalle con los chupachups

Quizá a otras personas les guste este tipo de maceración y guiso de la caza, a mí personalmente no. También sobran los chupa chups y bromitas para niños por parte del camarero. La cantidad es justa, en unas patatas con jabalí, tres o cuatro trocitos de carne me parece raquítico

¡Qué maravilla! Habré venido unas cuatro o cinco veces a lo largo de más de veinte años y no ha cambiado nada -a parte de alguna arruguilla aquí y alguna cana por allá en los empleados veteranos, y también en éste que os escribe- y a mí estas cosas me dibujan una sonrisa en la cara. La comida es la de siempre, y no solo porque la carta no haya variado un ápice en estos años, sino porque es comida de toda la vida, tradicional, rica. Después de un aperitivo de bienvenida, la joya de la corona es el menú degustación por 24 Euros. Yo no tengo ojos para otras opciones. Las patatas con jabalí me llevan a la cocina de leña de mi tía en el pueblo, el venado guisado te reconforta el espíritu, la morcilla te eleva a los cielos. Las cantidades son lo bastante generosas como para plantearme si pedir postre o pasar al café directamente. El pan de hogaza de pueblo, pueblo y abundante, el agua de la fuente, vino, postre y café de puchero con unas "gotas" incluido (y puedes repetir). Como decía José Mota "no te digo que lo superes, iguálamelo". También tenéis la opción de pedir platos a compartir y luego un plato principal, pero no os paséis, recordad lo de las cantidades. El personal tiene arte, simpatía y oficio. Poneos en sus manos y simplemente disfrutad. Tiene tres comedores en dos alturas, con dos entradas a nivel de calle, que está en pendiente. Si tenéis problemas de movilidad comentadlo previamente para que os pongan en uno de los comedores más adaptado. El fin de semana no cogen reserva. Según llega la gente va comiendo. La decoración es muy acorde al pueblo donde está y al nombre del restaurante, y a pesar de los años no necesita ningún cambio. Os recomiendo como plan ir al Museo de la Fauna Salvaje a eso de las 11:30h y a continuación a comer a este genial restaurante. Pero también lo podéis hacer al contrario. Otro planazo es escalar en las vías que encontraréis poco después de tomar el desvío a Valdehuesa (Escuela de Escalada Valdehuesa), al pie del pantano, y después ir a reponer energías al restaurante. Por último, en el propio pueblo tenéis una ruta circular muy asequible, por si queréis mover las piernas para abrir el apetito.

Por culpa de varios contratiempos, tiempo hemos estado esperando para conocer el establecimiento. Íbamos con las expectativas altas y eso no es bueno, pues te puedes llevar un chasco. Pues aquí fue un acierto. El recinto en sus tres salones es acogedor, bien decorado y sobre todo limpio, y otro gran detalle, que en un establecimiento de montaña es raro, tienes agua caliente en los aseos y además limpios. La atención por parte de las dos personas que lo atendían excepcional, Juan todo un personaje; atento, servicial, te hace sentir en casa y con un toque de humor. (Sí eres de ese tipo de gente rancia y estirada, dueños del mundo, probablemente no te guste). Pedimos dos menús degustación. Partes de que en la mesa tienes una tapita de chorizo muy rico con un pan muy bueno. Entrantes: picadillo de venado y morcilla. Sí uno estaba sublime la morcilla espectacular. Acompañados con unas patatas... patatas, fritas de sartén o freidora, quiero decir naturales, no congeladas. Primero: patatas con jabalí. Te ponen la perola y a comer. Es cierto que de carne nos tocó muy poco (lo consideraré una casualidad) y en la primera cucharada te quedas un poco decepcionado de sabor, pero hay que entender de acabas de comerte dos platos de sabor muy fuerte, pero según vas comiendo le sacas el gusto y terminas repitiendo irremediablemente. Muy rico. Segundo: venado con patatas fritas y pimientos. También muy rico. La carne blanda y sabrosa. Postres: arroz con leche, quizá un poco más cremoso mejor, pero muy bueno de sabor y cocción. Y la tarta de queso cremosa y estupenda. El vino: un vino de tierras de León que para ser de menú, estupendo. Jarra de agua puesta ya en la mesa al sentarte y el café de puchero con "colirio para los ojos" como dice el amigo Juan, para rematar una comida que por cantidad, calidad y sabor, a 24€ barba está por encima de todas expectativas. Muy recomendable