Posada Restaurante Casa Maximo en Camaleño

Hacía mucho tiempo que no cenaba ni comía de esta forma tan exquisita en platos tradicionales. Sencillamente exquisito desde la ubicación y el trato.

Comí excepcionalmente bien. Menestra riquisima y albondigas muy buenas. El postre un flan de manzana igualmente buenísimo.

Comida 100% lebaniega, con la tarta de queso ya te mueres.

La Posada Máximo es una joya escondida a los pies de los Picos de Europa. Su estilo rústico, con piedra y madera por doquier, crea un ambiente cálido y acogedor que invita a desconectar . Las habitaciones, aunque de tamaño contenido, son confortables, con baño privado, calefacción, televisión y vistas increíbles a la montaña .

No dejo 6 estrellas porque no se puede, el sitio está super cuidado, las habitaciones son muy acogedoras, el desayuno está de 10 y la comida del restaurante está para morirse. El trato muy amable y ayudan en todo lo que pueden, no podemos estar más contentos con la experiencia y por supuesto, repetiremos 🧡

Comida casera,muy rica,pero lo que fallo fue el menú que no lo podías personalizar del todo,pero cenamos muy bien

Se come muy bien, chuleta, menestra verduras, huevos con chorizo, cocido...y el trato es estupendo, muy recomendable.

Nos alojamos en la posada y todo bien. Acogedora y a buen precio, tampoco se puede pedir mucho más. En el restaurante se come muy bien y a buen precio. Muy adecuado si quieres visitar Fuente Dé o alrededores

Habitación muy básica. Aunque cómodo. El baño era pequeño y la ducha no era buena lamentablemente. Además, no estaba muy bien aislado del sonido. Aunque estaba muy limpio y tenía un gran ambiente rústico. Con desayuno incluido pero un desayuno muy básico. Muy justo por el precio. Recomiendo para una estancia de 1 noche si quieres visitar Funte De.

Después de una ruta de unas cuatro horas y media aprox., bajando de Picos se Europa, exhaustas, muertas de hambre y sed, mi amiga Patri y yo llegamos a esta joya de sitio, el Bar Máximo y salimos encantadas. El trato fue inmejorable, sobre todo de los dos chicos que lo llevan, que pese a tener el bar lleno hasta los topes, estuvieron súper atentos y pendientes de nosotras en todo momento. En cuanto tuvieron un huequito, nos dieron de comer sin hacernos esperar demasiado y siempre con una sonrisa. La comida, espectacular. Las alubias con chorizo estaban para repetir y el cocido lebaniego… ¡madre mía, qué delicia! De los mejores que hemos probado. Además, les preguntamos dónde podíamos comprar productos típicos de la zona y no solo nos recomendaron una quesería buenísima, sino que se tomaron su tiempo para explicarnos todo. Gracias de corazón por vuestra amabilidad, atención, cercanía y buen rollo. Nos vamos con un recuerdo excelente y con muchísimas ganas de volver. Espero volver algún día. ¡Hasta la próxima!