Posada mayor de Miguiloa en Laguardia

Sabíamos que íbamos a un Hotel precioso, pero disfrutar insitu de el, a sido espectacular. El trato en todo momento brutal, con mención especial para Josef, que nos trato de maravilla, nos enseñó la bodega con mucho mimo. El desayuno increíble.

Una gran experiencia gastronómica. Buenos entrantes, buena carne y buen vino. Luego visitamos su bodega. Pequeña y con mucho encanto.

Reseñando el restaurante: nos encantó estar aquí, un ambiente de vieja escuela con solo españoles rodeándonos. Camarero encantador y atento. La comida y el vino fueron simplemente geniales: conseguimos el chuletón y las chuletillas.

Vinimos a comer dos personas y pedimos 1 plato de patatas a la riojana y un entrecot. Tuvimos que repetir de patatas porque aunque estuvieran buenísimas (principal razón por lo que repetimos) la cantidad es escasa. El entrecot también muy escaso aunque muy bueno. Salimos a 70€ entre los dos. 2 platos de patatas, un entrecot, 2 pan, 2 copas de vino y una botella de agua. Calidad precio muy bueno! Aún así, un poco escasa la comida.

Comimos allí 13 personas y la verdad que bastante bien,hay detalles que no nos gustaron pero en general bien,la comida estaba rica aunque mi rape estaba duro y comí poco el resto de comida y postres muy rico.Es un restaurante muy pintoresco y la decoracion de muy bien gusto,precio alto,cuando nos íbamos nos enseñaron su bodega,un detalle.

Pasamos una noche en la posada y cenamos en la misma. La habitación era amplia, aunque carecia de ventanas al exterior, la única ventana era a un patio interior minúsculo. Decoración espartana, la cama era cómoda, el precio excesivo para lo ofertado. La cena fue en el mismo establecimiento, boletus edulis, ensalada, rodaballo y carnes a la plancha. La calidad era buena y el precio excesivo. La atención recibida fue en todo momento buena. En definitiva un establecimiento de estilo antiguo, con un restaurante de calidad pero excesivamente caro en mi opinión. Sobrevalorado.

Fue un gran placer tener un maravilloso almuerzo y un recorrido por la bodega aquí con un excelente servicio.

Terminé aquí por casualidad para almorzar después de visitar este lugar súper hermoso. El jefe se encargó personalmente de la pequeña cata de vinos y la comida también estuvo deliciosa.

Esta reseña es para la cata de vinos y el restaurante, ya que no nos alojamos en el hotel. Durante nuestra visita a La Rioja asistimos a seis catas, optando por una mezcla de pequeños y grandes productores para conocer mejor los vinos de Rioja. Las bodegas que elegimos, por orden de visita, fueron: Bodegas Carlos San Pedro Pérez de Viñaspre, Mayor de Migueloa (ambas en LaGuardia), CVNE, Gómez Cruzado, La Rioja Alta (en Haro) y Artuke (en Baños de Ebro). Naturalmente, cada bodega tiene un enfoque distinto en la elaboración del vino y el vino es algo profundamente personal. La pasión de Javier por el vino es verdaderamente única. Tomó el relevo del negocio de su padre y lo cambió todo radicalmente llevando la producción al 100% a LaGuardia (ciudad que no permite el uso de ningún coche). El resultado son vinos excelentes, elaborados de forma artesanal en pequeños lotes (apenas unas 8.000 botellas al año). También debemos mencionar que disfrutamos de una deliciosa cena vegetariana de tres platos con platos tradicionales sencillos preparados con un alto nivel y con ingredientes de calidad. ¡Gracias Javier, hasta la próxima!

Laguardia ya es un vergel! Bonita no, MARAVILLOSA y comer en Migueloa es excelente, no sólo por la comida que es de primera calidad, perfectamente elaboradas! Las patas de cerdo, un manjar, en fin para repetir. Todo ello con la magnífica atención de Raquel, hizo de la comida un momento para recordar para siempre!