16/09/2025: He sido cliente de Pizza Jardín desde mi adolescencia. Desde el primer restaurante de la calle Pensamiento, hasta el que abrieron en Duque de Sesto, pasando por el de Francisco de Sales y al que más íbamos últimamente por la facilidad para aparcar y cercanía a los cines Kinépolis, situado en la Ciudad de la Imagen.
El de Marcelo Spínola es el último que queda de esta cadena de restaurantes. No puedo compararlo con la anterior etapa en cuanto a ambiente y decoración, ya que no lo había visitado hasta este sábado. Pero la realidad es que no ha sido especialmente llamativo. La decoración muy simple, paredes pintadas de blanco, mobiliario austero. Nada que ver con la que había, por ejemplo, en el de Ciudad de la Imagen o Duque de Sesto. El ambiente era muy tranquilo, más bien debido a que dentro del salón sólo estaban ocupadas dos mesas (incluida la mía), y una mesa en la terraza. Supongo que el servicio de cena sería más movido, y las comidas entre semana también ya que es una zona de oficinas, pero si quieres tranquilidad un sábado a medio día, este es tu restaurante. La música italiana, que no estaba nada mal, y a un volumen correcto que no impedía la conversación.
Pero lo más importante de este restaurante, que es lo que le dio fama, es la comida. Y ahí es donde no me acaba de convencer. Han desaparecido platos icónicos: todas las fondues (las de queso, y la que más nos gustaba a nosotros, la de fruta), muchas de las pizzas (entre ellas mi favorita, la "marinera") y muchos platos de pasta. Otros han sido rediseñados (como la ensalada diplomático) y muy pocos, se han conservado.
En nuestro caso pedimos una ensalada diplomático para compartir. En cuanto a cantidad, muy inferior a la diplomático "clásica". Ha desaparecido el tomate, que le daba un punto de jugosidad. El queso se ha cambiado por el de cabra, lo que para mi es un acierto pero no creo que lo sea para todos los paladares. El prosciutto cotto escaso (MUY escaso), y la mimosa de huevo prácticamente desaparecida. La salsa de queso azul, que era su punto fuerte, presente pero casi inexistente, sustituida por aceite y vinagre. Una grandísima decepción.
De segundos pedimos lasaña, que por suerte sigue siendo la de toda la vida, por lo que como siempre, fue un acierto y una apuesta segura. Y a falta de la pizza "marinera", decepcionado pedí unos rigatoni amatriciana que estaban bien de cocción, con un tomate correcto y un guanciale que tenía un puntito rancio (aunque no llegó a ser desagradable). El plato correcto, pero sin ningún toque especial.
No pedimos postre, ya que íbamos de cabeza a la fondue de fruta, y los que había en carta no nos llamaron la atención.
En cuanto al resto de la carta, pues lo que ya he mencionado y que ya se ha dicho en otras reseñas: platos icónicos desaparecidos. Ya no tienen el tamaño de pizza coliseo, que era más grande y para los que disfrutábamos hasta el último bocado era un extra. El refill ya hace años que ha desaparecido (de hecho, sólo lo disfruté en Duque de Sesto durante un tiempo), pero se agradecen al menos los refrescos de tamaño grande y que sigan ofreciendo jarras de agua.
En conclusión: el restaurante es correcto, pero ya no hay mucha diferencia con cualquier otro italiano. El giro que ha dado la nueva dirección señalando que el cambio en la carta es debido a que algunos platos "no eran muy italianos" me parece un completo error, ya que los clientes que acudíamos a Pizza Jardín desde hace más de 30 años no íbamos por su "italianidad", sino por la potencia y abundancia de sus platos. Esas dos características fundamentales han desaparecido, y con ello la más que probable fuga de clientes, que seguramente haya desembocado en que sólo quede un local de los más de cinco que llegaron a tener en Madrid. Una pena.
08/09/2025: La mejor pizzería de Madrid.que pena que solo quede este local .calidad y postres buenísimos