19/02/2025: Aquel día en Murcia, la suerte nos guiaba,
al Restaurante Jota Ele, donde Francisco estaba.
Con su sonrisa ancha y su trato cordial,
nos hizo sentir reyes en un banquete real.
El bogavante, noble, en su punto de sal,
las quisquillas doradas, brillantes como un coral,
y el tomate murciano, rojo cual atardecer,
eran versos de un poema que supieron vencer.
Francisco, con su arte, servía con primor,
mezclando tradición y un toque de humor.
Cinco estrellas le damos, pero faltan mil más,
pues en Jota Ele el cielo se probó en cada plato.
19/02/2025: Francisco, ¿dónde has estado todos estos años de nuestras vidas? Porque conocerte ha sido tan brutal que ahora sentimos que nos ha faltado algo en cada comida anterior. Qué bestia, qué espectáculo, qué energía. Un anfitrión de los que ya no quedan, de los que te hacen sentir en casa aunque estés a kilómetros de ella.
Y la comida… oh, la comida. Un festival de sabores que hace que te replantees tu existencia. El bogavante, para escribirle una oda. Las quisquillas, de otro planeta. Y el tomate… el tomate, amigos, es la definición de la felicidad en estado puro. Cada plato fue un abrazo, cada bocado un recordatorio de que la vida es demasiado corta para no comer bien.
Si buscas un sitio donde el servicio sea impecable, la comida sublime y, sobre todo, donde Francisco te adopte como si fueras parte de la familia desde el minuto uno… entonces no busques más. Jota Ele es EL sitio. Cinco estrellas se quedan cortas. Volveremos, Francisco, porque ahora sabemos lo que nos hemos perdido todo este tiempo.