27/05/2025: Fantástico yogur helado, tan cremoso. Absolutamente delicioso. ¡Helados muy generosos! Tan bueno, que volvimos la noche siguiente. Servicio encantador también.
26/05/2025: La heladería en sí es buenísima, todo lo que he probado está riquísimo y, en general, me encanta ir. Siempre me ha parecido un lugar de buena calidad, tanto en productos como en atención... o al menos solía ser así.
Antes solía atender un hombre calvo (no sé su nombre) que siempre fue correcto y amable. Pero hubo una temporada en la que atendían dos personas: una mujer bajita, blanquita, con coleta castaña, y un chico con barba. Él fue súper majo conmigo, me trató con paciencia y se notaba que quería ayudar, incluso cuando había problemas.
Ese día quise pedir un helado tipo bubble nose (creo que se llama así), pero la máquina para hacer la masa no funcionaba. Aun así, el chico se ofreció a intentarlo, y le agradecí el gesto. Sin embargo, la chica me dijo de forma muy borde que la máquina no funcionaba también. Su tono fue seco y desagradable.
Cuando el helado salió mal, el chico quiso ponerlo en algo de cartón para que no se cayera. Le pedí si podía ponérmelo mejor en un vaso, y con mucha amabilidad me dijo que sí, incluso me propuso separar la masa y el helado en vasos distintos para que fuera más cómodo.
Pero justo en ese momento, la chica le dijo de muy mala manera a su compañero, delante de mí:
“Déjala que se busque la vida, pónselo todo en un vaso. Nosotros ya le hemos dicho, ella misma, que haga lo que quiera. Si se le cae, será cosa suya.”
Lo dijo con un tono horrible, mirándome mal a mí y también al chico, que se quedó callado y siguió ayudándome sin perder la paciencia.
La verdad, me pareció una actitud súper inapropiada y poco profesional. Me hizo sentir incómoda, como si estuviera molestando por pedir algo básico. Sinceramente, para tener trabajadoras así, mejor no tener una más, porque arruinan toda la experiencia.
Menos mal que el chico fue todo lo contrario: amable, educado y con ganas de hacer bien su trabajo. A él no le puedo reprochar nada, de hecho, le agradezco cómo me trató.